Cuestión de piel

La vida no te está esperando en ninguna parte, te está sucediendo. No se encuentra en el futuro como una meta que has de alcanzar, está aquí y ahora, en este mismo momento, en tu respirar, en la circulación de tu sangre, en el latir de tu corazón. Cualquier cosa que seas es tu vida y si te pones a buscar significados en otra parte, te la perderás.

Osho, filósofo hindú.

Ayer por la tarde iba pensando en cómo fabricaría mi futuro a partir de ahora. Qué metas buscaría, cuáles conseguiría, qué desmontaría, cuán feliz sería... La verdad es que aprendo a disfrutar el presente como no lo hacía hace veinte años, pero es cierto también que según cómo sople el viento, crezca la luna o ande de ciclo hormonal puedo pasar, en cuestión de horas, de la euforia más absoluta a la tristeza más desoladora. Porque sí, o porque como decía Jeannette, “el mundo me ha hecho así”. Gran error, cuando buscamos culpables fuera. El diálogo interior sobre las culpas y el futuro que me esperaba si me tocara la lotería o si por el contrario, me encontrara en la situación de tantos amigos en paro, llevaba su rumbo mientras me dirigía a la pescadería para comprar un lomo de salmón, con el que haría mi inmejorable tartar con aguacate y cilantro.

La pescadera iba ataviada con su uniforme reglamentario incluidos el delantal, la gorra y los guantes. Siempre la he compadecido porque si hay algo que no soporto es el olor a pescado crudo, y mucho menos si tengo que limpiarlo o destriparlo. Ella me esperaba con una gran sonrisa. “¿Qué le pongo?”. Me gasté el morro y le pedí que me quitara espinas y piel, así me evitaría tanto trabajo. Mientras, seguía cavilando sobre mi razonamiento y suponiendo que seguramente esta mujer pensaría en un futuro mejor más allá de mejillones, lubinas y bacalaos. Me dijo que no podía quitar la piel porque se lo tenían prohibido. Sin embargo, a los dos segundos me guiñó el ojo, me sonrió y casi susurrando me dijo que lo haría. Me sorprendió su generosidad pero sobre todo su entusiasmo contenido.

“No lo puedo hacer pero es que me encanta quitar la piel. Tiene que atreverse, señora y verá. A mi también me daba pánico pero ahora es lo que más me gusta del mundo. Me encanta quitarla, es tan divertido...” Mi cara de estupefacción debía ser evidente aunque ella la tradujo en admiración hacia su proeza. Después prosiguió el relato gozando con su gran cuchillo deslizándose por el salmón en una ejecución impecable, digna del mejor cirujano. Su sonrisa era espectacular y su cara, radiante. De repente, la envidié por su maravillosa manera de vivir el momento y disfrutarlo. No sé si su sueño de pequeña era ser la reina de la fish store pero si sé que lo vivía ahora con una pasión sin límites. La vida nos da señales constantemente, sólo hay que estar atento. Es cuestión de piel. Pero es la última vez que le digo que me la quite, porque tamaño placer no me lo vuelvo a perder.

Suscríbase aquí gratis a nuestro boletín diario. Síganos en X, Facebook, Instagram y TikTok.
Toda la actualidad de Mallorca en mallorcadiario.com.
Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Más Noticias