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Cuanto más busco menos encuentro
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Cuanto más busco menos encuentro

Por Marc Sansó Bauzà

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Hay que intentar jugar sin buscar, y confiar en el trabajo que se hace día sí y día también.
Esfuerzo, persistencia y sacrificio son algunos de los valores que se esconden tras horas y horas de entrenamiento, no solo entrenamiento visible sino también del invisible. Estas horas y valores son las que nos llevan a desear y buscar con mucho empeño los resultados en una competición. No obstante, esto nos puede causar el efecto contrario.

Seguramente conocéis alguna persona que practica golf, ya sea amateur o profesional, que haya mencionado en alguna ocasión expresiones como “empecé jugando muy mal, y cuando vi que ya no tenía oportunidad de hacer nada recuperé mi juego y terminé jugando bien”.

¿A que me refiero cuando hablo de buscar? Muchos/as golfistas salen a competir con el objetivo de ganar o bajar de hándicap, es decir, buscan un resultado. Esto genera una presión importante que afecta a la tolerancia al error, es decir, se empieza a jugar para evitar el error en lugar de centrarse en dónde hay que tirar la bola. Es más importante el dónde no tirar que dónde hay que tirar. Además de la frustración, también se está bajo una mayor tensión, reacción fisiológica normal con emociones de ansiedad que es lo que nos genera buscar resultados y jugar a evitar el error. Esto provoca una mayor distracción, con lo cual puede que lleguemos a ser incapaces de controlar nuestra concentración. Y podría seguir relacionando variables psicológicas que se ven modificadas por esta búsqueda constante del resultado.

Para un/a deportista el resultado es importante, no nos vamos a engañar, y si somos profesionales estos resultados adquieren todavía una mayor relevancia, pero hay que entender que el resultado depende del rendimiento, es una consecuencia de este, y si centramos nuestra atención en buscar el resultado nos olvidamos de nuestro rendimiento haciendo que los resultados se alejen cada vez más.

Buscar constantemente el resultado pone a nuestro cuerpo en constante alerta, ya que le estamos indicando que nuestras horas de entrenamiento y valores mencionados anteriormente no son suficientes para poder obtenerlos. Dicho en otras palabras, desconfiamos de nuestro juego, el cual estamos practicando cada día durante horas y horas. Normalmente cuando se pierde el juego es cuando más se busca, por eso al dejar de buscarlo y dejar de luchar por el torneo o la bajada de hándicap nuestro juego vuelve. ¿Por qué vuelve? La respuesta es muy sencilla, es porque el juego está allí, siempre ha estado, pero hemos dedicado nuestra atención y concentración a aspectos que están fuera de nuestro control y que no podemos modificar en ningún momento durante la competición.

Hay que intentar jugar sin buscar, y confiar en el trabajo que se hace día sí y día también. Sé que esto no es tarea fácil, ya que hay muchos factores que afectan a ello, entre otros las creencias, pero sí que es importante trabajar para cambiar este comportamiento y empezar a entender que en las competiciones hay que centrarnos en los estímulos importantes que benefician al rendimiento de algún modo, y no centrarnos en aquellos que no podemos controlar y hacen que el rendimiento reste.

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