La exconcejala Marina Sans ha quedado fuera de toda sospecha y la Fiscalía Anticorrupción reconoce no tener pruebas de que pagase billetes de avión con los fondos de la Funeraria Municipal de Palma. Sans ha estado imputada durante más de dos años y ha tenido que abandonar su carrera política por este hecho, lo que en sí ya es bastante grave. Lo peor, sin embargo, es el linchamiento público y social al que se vio sometida durante días y días cuando en un Estado de Derecho normal la señora Sans estaría protegida por la presunción de inocencia. Los anteriores dirigentes de Cort la masacraron y pidieron reiteradamente su dimisión, pese a que ella decía que había pagado los billetes de su propio bolsillo. No hace falta recordar tampoco los insultos contra Sans entre los comentarios anónimos que habitualmente publican los medios de comunicación. Pese a reconocerse su inocencia, ayer mismo algunos comentarios seguían siendo denigrantes contra la exconcejala, lo que significa que este mundo no tiene arreglo y que hay cosas que nunca pueden compensarse. La actuación de la Fiscalía Anticorrupción merece capítulo aparte.
