A ésto se le llama "cantar la Traviatta". Pero de verdad. Francisco Correa se ha sentado en el banquillo de la Audiencia Nacional y ha empezado a vomitar perla tras perla: las mordidas a tutiplén, los sobres, la vida en Génova, el dinero en Suiza y los payasos en las fiestas de cumpleaños.
