El pasado jueves, tras tres sesiones de juicio en la Audiencia de Palma, el jurado popular declaró culpable al hombre español de 61 años que confesó haber matado a Veronika en su casa de la Colònia de Sant Jordi en septiembre de 2019.
En su sentencia, la jueza le condena a 20 años de cárcel por el
delito de asesinato con alevosía con la circunstancia agravante de género y la circunstancia atenuante analógica de
confesión tardía, así como al pago de las indemnizaciones a los hijos de la mujer asesinada.
La magistrada Raquel Martínez mantiene que
ninguno de los testigos interrogados pudo asegurar que entre el acusado y la víctima hubiera alguna relación sentimental.
Durante el juicio, el autor confeso del crimen aclaró que no eran pareja y que sólo hacía tres semanas que
vivía en casa de Veronika.
Tampoco considera determinante lo declarado por
un agente de la Guardia Civil, que sostuvo que el hombre le dijo que
sentía ciertos celos porque había pasado la noche fuera de casa con otro hombre.
De acuerdo a lo declarado por los testigos, la magistrada recoge en su sentencia que
el encausado tenía “claros prejuicios de género” y que, en general,
se sentía superior a las mujeres, motivo por el cual adhiere en su sentencia la circunstancia agravante de género.
La Fiscalía elevó su petición de condena para el acusado de 16 a 20 años de prisión para el autor confeso del crimen, quien
mató de forma sorpresiva a la mujer sin que tuviera ninguna posibilidad de defenderse.
El abogado de la Comunidad Autónoma, como acusación popular, insistió en que, además del delito de asesinato, para fijar la condena se debían aplicar las circunstancias agravantes de género y de parentesco porque consideró que existía una "comunidad de convivencia” entre el hombre y la víctima, por lo que solicitaba 25 años de cárcel.
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