www.mallorcadiario.com

Con la productividad por los suelos

Por Juan Carlos Enrique
miércoles 10 de febrero de 2016, 04:00h

Escucha la noticia

Pasó la Navidad, el fin de año, Sant Antoni, y Sant Sebastià. También los Carnavales. La Semana Santa, aunque viene tempranera, todavía se divisa lejana. Tocará trabajar un poco, ¿no le parece querido lector? Con permiso del puente del Día de Baleares que está al caer. Si es que en España somos únicos. A encadenar fiestas, puentes y acueductos no nos gana nadie. Y eso que somos los europeos que más horas dedican a su trabajo. Obsérvese que digo "dedican al trabajo" y no "trabajan" que son dos cosas más bien distintas. Podría haber dicho, por ser más claro, "hacen acto de presencia en el trabajo", porque en eso somos los reyes. En hacer como que trabajamos mientras nos dedicamos a revolotear por nuestra oficina y a relacionaros -amigable u hostilmente- con nuestros compañeros de curro. Por no hablar de lo especialistas que somos en golfear en internet, redes sociales, whatsapp y otros inventos demoniacos de la época que nos tocó vivir.

Los españolitos echamos horas y horas en el puesto de trabajo.

O en sus alrededores.

Capítulo aparte merecen esos mal llamados trabajadores, mayoritariamente de lo público, que aprovechan sus horas de presunto trabajo para abastecer la nevera o renovar el fondo de armario. Afortunadamente son los menos. Pero haberlos los hay. Dese una vuelta, querido lector, por cualquier edificio público cualquier mañana. Por la tarde no vaya, que no están. Los demás somos gente más seria. Nos limitamos a tomar café. Mucho café con su cigarrillo probablemente.

Cada café, en muchos casos, dura lo que dura el tiempo de comida de un currito europeo. Llenamos la jornada laboral de largas e improductivas pausas. Hasta la hora de comer. Nosotros para almorzar necesitamos dos o tres horas. Y si es una comida de trabajo, digamos con clientes o proveedores, la cosa puede ser más larga. ¿Quién se puede resistir a un par de copazos para cerrar un buen negocio? Pocos.

En este país producimos poco, ya lo he dicho.

Echamos muchas horas pero nos cunden poco. Tenemos déficit de atención. Nos escaqueamos a la mínima. Nos dispersamos. No focalizamos. Nos interrumpimos constantemente. Por ello no acabamos nuestras tareas a tiempo y nos quedamos hasta tarde en el despacho para acabarlas. Hacemos más horas que la manilla de la puerta. Y ni así. Que no nos cunde.

Somos un desastre. Y estamos encantados con ello. Nosotros somos así. Spain is different. Y en Mallorca ni te cuento.

Ja et diré coses.

Escribo estas líneas aterrizando en Mallorca procedente de Zürich, la capital financiera de Suiza. Tengo la sana costumbre de visitar a mi buen amigo Patrick, suizo de pura cepa, al menos una vez al año. Caminamos por los montes de su país y hablamos de cómo son las cosas aquí y allí. Tenemos mucho que aprender nuestros vecinos centroeuropeos. Y ellos de nosotros también, pero no en materia de productividad. Ahí nos ganan por goleada.

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
0 comentarios