Preocupación máxima en el sector náutico recreativo de las Pitiusas por el colapso absoluto que presenta la Capitanía Marítima de Eivissa y Formentera, organismo dependiente de la Dirección General de Marina Mercante del Ministerio de Fomento, competente en la expedición de autorizaciones, titulaciones y documentación necesaria para la navegación.
En los últimos meses muchas empresas náuticas y particulares han presentado la documentación para cambios de titularidad, cambios de lista o nuevas matriculaciones de embarcaciones de recreo, trámites para los que habitualmente se tardaban no más de una semana y actualmente acumulan un retraso de más de dos meses.
Según ha podido saber ibizadiario.info, hay más de 200 expedientes de todo tipo por resolver y más 80 de nuevas matriculaciones.
Incluso el despacho de embarcaciones de recreo se ven saturados, pues un trámite que antes tardaba 2 o 3 días como máximo, ahora se demora más de tres semanas.
Esta situación ha provocado que muchos particulares y empresas estén optando por acudir a otras capitanías marítimas de Balears e incluso de la península para solucionar sus trámites, ya que de ellos depende que puedan operar con sus embarcaciones durante esta incipiente temporada turística.
Especialmente afectadas están resultando las empresas de alquiler charter, puesto que hay empresarios que han realizado fuertes inversiones en la compra de embarcaciones y ante la inminencia de la temporada turística no las pueden poner en el agua porque no logran la matriculación, lo que les hace temer por sus negocios.
FALTA DE PERSONAL
La razón de este colapso está en la falta de personal que aqueja a la Capitanía Marítima, al frente de la cual se encuentra Luis Gascón.
Anteriormente había 2 funcionarios realizando matriculaciones, pero tras la jubilación de uno de ellos ya solo queda uno, algo absolutamente insuficiente si se tiene en cuenta la carga de trabajo que soporta. Además hace algunos días faltó al trabajo por motivos de salud.
El colapso ha obligado al capitán marítimo a avanzar dos horas el cierre de la atención al público, con el objetivo de intentar desatascar los expedientes, aunque la acumulación es tanta que apenas se nota.
“Por más voluntad que pongan, el atasco es tan grande que es imposible sacar el trabajo si no hay más personal”, afirma uno de los empresarios afectados por la situación, que ante el riesgo de no poder trabajar con los barcos recién comprados, ha optado por matricularlos en Valencia.