Este fin de semana la formación política Ciudadanos ha celebrado su Asamblea de Ciudadanos en Coslada (Madrid), donde se ha renovado el liderazgo de Albert Rivera y se ha aprobado el reposicionamiento político, abandonando la socialdemocracia para situarse en el liberalismo progresista. La formación naranja ha evolucionado en poco tiempo desde el ámbito estrictamente autonómico catalán, hasta ser la cuarta fuerza en el Congreso de los Diputados, siendo capaz de pactar tanto con el PSOE como con el PP, pero sin aceptar cargos de gestión que podría fácilmente haber pedido y ocupado en el actual Ejecutivo del presidente Mariano Rajoy.
En el ámbito balear, Ciudadanos se conduce en general con bastante moderación y prudencia, si bien la formación que lidera Xavier Pericay parece muy centrada en su labor parlamentaria y de oposición, pero no dedicando suficiente atención a una imprescindible tarea de partido que le permita crecer en afiliados, en presencia en más municipios y, por tanto, hacerse más presente en la vida política del archipiélago. Además, a menudo da la sensación de ser incapaz de entender la realidad lingüística de Balears, trasladando la realidad catalana a Balears, cuando en absoluto es ni remotamente comparable. En materia de lengua, Ciudadanos tiene mucha tarea por delante.
Pero en todo caso, se trata de un partido que huye de estridencias y de shows mediáticos, con un comportamiento muy centrado y razonable. Además, Pericay se ha ofrecido a colaborar con el Govern en el caso que Podem rompa los Acords pel Canvi, lo que no es algo descabellado y sitúa a Ciudadanos en una posición política de mano tendida para garantizar la gobernabilidad, lo cual los votantes previsiblemente sabrán valorar.
