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Los chorizos en nombre del arte de 2024

viernes 03 de enero de 2025, 05:00h

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Es lo que tiene esto del arte. Despierta pasiones. Algunas malsanas, aunque sinceramente no podemos ser tan simples y achacar poderes ocultos que no tiene. Este 2024 no ha estado exento de escándalos y noticias relacionados con famosos y famosetes y con el arte como excusa.

El arte tiene ese Je ne se quoi que le dicen los vecinos del piso de arriba. Lo de delinquir por oro, diamantes o criptos es demasiado prosaico, cosa de chusma y piratas. El arte según quien lo maneja y para qué, muta del valor de lo bello, a lo bello que se vuelve valioso. No caiga el lector en el error, y pensar que es lo mismo.

Un ejemplo claro de lo anterior es el deficiente y politoxicomano de Hunter Biden, hijo del Presidente Biden, y sus trapicheos vendiendo pinturitas a quien quisiera hacer la pelota al padre y prosperar en el partido demócrata.

Lo del chaval de Biden y que hasta la Casa Blanca hiciera de marchante, desembocó finalmente en que una comisión de urgencia del Senado generase un proyecto de Ley “Painter Act” , diseñada explícitamente para el artista y por el posible tráfico de influencias.

Por suerte el padre lo ha amnistiado hace poco antes de dejar la Casa Blanca, sino el tipo acaba con mono naranja y pintando monas en las paredes de la celda y recogiendo el jabón en las duchas

Luego tenemos a otro figura que sinceramente me hace mucha gracia, que al ser critico de arte y Secretario de Estado de Cultura italiano es todavía más sangrante: Vittorio Sgarbi y su colección de cuadros de procedencia improcedente.

Todavía no entiendo si a Sgarbi lo pusieron en el cargo porque los italianos opinan que tipo chalado como una cabra da color en la escena política, o porque la Meloni necesitaba a uno que hiciese el imbécil para distraer la atención, mientras instala campos de concentración en Albania.

La actividad artística de Sgarbi ha sido variada: Receptación de obras robadas cuando no directamente organizar el robo de ellas, falsificarlas, incluirlas en los fondos de una fundación y montar exposiciones públicas con ello, son algunas de las ocurrencias de Sgarbi. Recomiendo seguir a las peripecias de Vittorio, porque ya les digo que el asunto no ha terminado y promete risión, sino prisión.

Finalmente cerramos el año a la española con el caso de la directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas, María Blasco, que no tenía ni idea de donde iban los cuartos que el Ministerio de Ciencia le otorgaba, creando un agujero hasta el punto que los científicos del CNIO prácticamente trabajan con microscopios del Cheminova.

Dudo que la credibilidad y prestigio de la Blasco, logré superar el escarnio y la vergüenza de justificar casi dos millones de euros en la compra de cuadros y esculturas a través de un invento muy Cool llamado CNIO Arte, mientras su personal solicitaba más fondos para poder investigar tratamientos contra el cáncer. Viajes a donde no se sabe muy bien para qué. Financiar a la fundación suiza antitaurina Franz Weber (2,4 millones de euros) o comprar al contado casas en Galicia, en plan Pablo & Irene. Como digo, muy a la española, despilfarrando el dinero de las cosas serias (sino no tiene gracia) y colocando a colegas y novia incluida.

También a la Española ha sido la reacción del gobierno que la aupó: Dimite y ahí te pudras. Definitivamente , a la Blasco la tacho de la lista de mis Españolas Ilustres.

No podíamos olvidar a uno de los grandes y que este año nos ha dejado: Jaime Botín, fallecido en agosto. Se que suena poco caritativo, pero en esto de los golfos soy inmisericorde. Como los genios lo serán hasta la sepultura y más allá.

Botín se libró que en sus fincas se matasen águilas imperiales y linces en un similar a “Los Santos Inocentes”. Es de suponer que envalentonado por ello, pensara que era intocable y dio el salto triple y con cabriola: Intentar vacilar a una casa de subastas inglesa, a la Guardia Civil y a la Tributaria, intentando contrabandear con un Picasso que era BIC, ilegalidad y consecuencias, que conocía perfectamente

Habría que preguntarse si fue un acto de chulería arrogante, típica de nuestros banqueros, o si creía que la ley no iba con él o si Botín tenía ganas de ponerse gallito con un agente intentando amedrentarlo con el clásico “usted no sabe con quien está hablando” , lo que puede resultar comprometido, ya que se puede contestar fácilmente con un “Si. Con un delincuente”. Lo que desde luego su arrogancia no midió es que su delito, por ser precisamente quien era, iba a ser del tipo ejemplarizante, como con Mario Conde.

Botín se libró de la pena de cárcel porque estaba enfermo, pero no de la multa de 93 millones de euros por intentar exportar ilegalmente un BIC cuadro (es de suponer que no para que le diese el aire, precisamente) y la perdida del Picasso . Lo de la incautación del yate donde lo transportaba como vehiculo de contrabando está por ver.

Lo de los oligarcas rusos y sus colecciones, intervenidas y bloqueadas no tiene nada de particular. Cada uno blanquea su patrimonio como sabe y con quien sabe hacerlo, que para esto Sotheby’s y Christie’s, no tienen competencia.

Todos ellos han esgrimido el lastimero y peripatético argumento de la conspiración, de acuerdo con su arrogancia y supuesta posición de intocables. Todos han pensado que la ley no iba con ellos. ; Como en el anuncio, se creyeron el slogan de la Longoria : “Porque tu lo vales”.

Todos han quedado como unos chorizos con el Arte como excusa.

Jorge Llopis Planas, director de Pecados del Arte.

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