Los centros escolares de Baleares deberán ofrecer en sus comedores menús en los se limiten precocinados como pizzas, hamburguesas o croquetas, a la vez que tendrán totalmente prohibido vender bebidas azucaradas, bollería industrial o golosinas. La iniciativa, puesta en marcha por la Conselleria de Salut, pretende introducir hábitos saludables de dieta mediterránea entre la población escolar y poner cerco a la obesidad infantil, que afecta a uno de cada cuatro niños de Baleares.
El decreto, aprobado este viernes, es extensivo a los centros hospitalarios y afecta tanto a las comidas servidas en los comedores y bares de los centros como a las máquinas expendedoras. El nuevo reglamento llega a establecer una programación de los menús y la frecuencia de consumo semanal. Así, por ejemplo, para los primeros platos prevé un mínimo de una o dos veces legumbres por semana y en los segundos, que las guarniciones contengan ensaladas variadas tres o cuatro veces por semana. Para los postres recomienda fruta fresca y de temporada cuatro cinco veces a la semana y entre los requisitos de elaboración destaca el uso del aceite de oliva virgen para cocinar y la presencia de agua como única bebida.
Hay que celebrar la iniciativa, y sorprende que una actuación así no se haya llevado a cabo hace ya bastante tiempo. Se trata de salvaguardar la salud de los más jóvenes evitando hábitos altamente perjudiciales que conllevan enfermedades y un aumento del coste sanitario.
Convendrá seguir de cerca la aplicación de la nueva legislación que, si acaso, podría llegar complementada con la recomendación de utilizar producto local, productos de" kilómetro cero" que, no sólo garantizan una calidad sino que también ayudan a fomentar un hábito de consumo que puede resultar útil para toda la vida.