Cuando fui Director Insular de la Administración del Estado en Menorca, lo que se conocía como Delegado del Gobierno, allá por el año 2012, tuve una reunión con el delegado de ONCE en la isla para tratar el problema del juego ilegal. Antes de que se marchara aproveché la ocasión para plantearle que le parecería si organizáramos, la ONCE y Cómete Menorca, una Cena a ciegas. Le expliqué por encima de que iba y le encantó la iniciativa.
A mí me había hablado de esta experiencia un amigo, que la había vivido en Berlín, en un restaurante en el que los camareros eran ciegos y la cena transcurría totalmente a oscuras, sin luz. En el caso de Menorca la propuesta era que se hiciera en un restaurante “normal”, con luz, y que los comensales cenaran con un antifaz. Dos meses después de esta conversación organizamos la primera Cena a ciegas en Menorca, en el restaurante Sa Parereta den Doro, y desde entonces hemos hecho hasta ocho en la isla.
El objetivo es concienciar a los asistentes sobre las dificultades que tienen las personas ciegas en su vida cotidiana, la idea es que los comensales se pongan en su piel a la hora de comer, una cosa que hacemos al menos tres veces al día. Se trata de una experiencia sensorial única, una cena especial, diferente, que intentamos que sea, además, divertida, y que se disfrute con el menú y con la compañía.
En la Cenas a Ciegas los comensales, como he dicho, cenan con un antifaz que aporta la ONCE. Con el cocinero preparamos un menú degustación, maridado con vinos, con postre incluido, en el que no hay ni huesos ni espinas, evidentemente, y evitando también productos que no son de aceptación general, como la casquería o el pescado o la carne crudos.
Antes de empezar, un representante de la ONCE da unas indicaciones básicas a los comensales para tranquilizarles y prepararles un poco para lo que va a suceder, explicándoles algunos trucos, y dándoles pautas de como tienen que actuar, gesticular en la mesa, pedir bebida, etc. A los camareros también se les hacen algunas indicaciones sobre lo que deben y pueden o no decir a los asistentes.
Al final de la cena, sin el antifaz, mientras te tomas un café o una copa, hacemos un juego. Entregamos un la lista de 25 productos e ingredientes de los que solo 10 han aparecido en el plato. El comensal que acierta más ingredientes tiene la cena gratis.
De los comentarios de los asistentes destacaré, además de que les parece una experiencia muy interesante y divertida, el de que al final de la cena se han agudizado los sentidos, se ha adquirido una cierta habilidad para enfrentarte al plato y a la mesa. Y como anécdota, contaré que en la primera Cena a ciegas, a los pocos minutos de empezar entré en la cocina y el cocinero Doro Biurrun me dijo ¿que está pasando ahí fuera, porqué la gente habla tan alto, casi gritando?
Si sigues mi perfil @antoniojuaneda y el de Cómete Menorca @cometemenorca en instagram podrás apuntarte a la próxima Cena a ciegas, aquí en Mallorca, y tendrás respuesta a alguna de las preguntas que seguro que te has hecho leyendo este artículo.
Antoni Juaneda, cometemenorca.com