Las redes sociales claman otra vez por una nueva salida de tono y algo más de Maheta Molango, mientras los medios de comunicación, claro está, se mantienen prudentemente en silencio. Y eso, que según se cuenta en aquellas, el CEO del Mallorca ha afirmado en el programa deportivo de Cope Mallorca que hay una campaña contra él. Eso me lo creo y hasta puedo oler de dónde vienen los tiros, pero es que tenemos que reconocer que el suizo se lo pone a huevo.
El día que Albert Salas, hasta entonces jefe de deportes de IB3, decidió dejar las cámaras para pasar al otro lado del río, le remití un mensaje deseándole suerte y recordándole que su edad aún le permite no acertar o arriesgar en sus decisiones. Va a tener trabajo para tapar la boca de su nuevo jefe que, a las primeras de cambio se crece y tira de la sin hueso sin tono y con menos tino. Después de haber liquidado la inversión inicial de los dueños, haber descendido al equipo, alejado al mallorquinismo, despedido a trabajadores fieles –el director del fútbol base Carlos Sureda el más reciente-, cerrar medio campo –el Elche en las mismas circunstancias no lo ha hecho- y seguir cobrando un sueldo millonario del que rehúye hablar, debería pensar un segundo antes de ponerse delante de un micrófono y empezar a largar, sin mayor mérito que haber ganado al Poblense, el Formentera y el Majadahonda.
Valoramos positivamente las renovaciones de Lago Junior y Raillo porque no conocemos sus detalles. A lo mejor no habría tanto que celebrar. Pero lo inadmisible es que infiera que el traspaso de Brandon servirá para pagar las deudas que dejaron otros porque al de Santany se lo encontró ya como parte del escaso patrimonio humano del club. Se formó en Son Bibiloni y es justo que el dinero regrese. Se queja en el único punto en el que tiene más que agradecer.
Uno de los ejecutivos cesado hace meses dijo que “el Mallorca no volverá nunca a primera división mientres esté Molango”. Espero y deseo que pecara por exceso, ya que empiezo a dudar de que recupera siquiera la Segunda.
