Si ustedes me lo permiten, amables lectores, les voy a dar un consejo. Un consejo es aquello que los viejos dan, sabiendo que no va a ser seguido jamás.
Desde mi humilde punto de vista, no hay mejor método para superar el trauma que representa cambiar de año, que visionar, de manera compulsiva, el máximo número de cintas fílmicas con temática catastrofista.
Hace muchas décadas que utilizo este sistema y nunca me ha fallado: unos días antes de finalizar el año fallecido, uno se sienta en el sofá (cierto: hay que pedir un par de jornadas de vacaciones) y se dedica, exclusivamente, a la contemplación de películas con contenido catastrofista.
Durante este par de días anteriores a la publicación de este escrito, me he dedicado, únicamente, al visionado de filmes tales como: “Los últimos días de Pompeya”, “Cuando los mundos chocan”, “La hora final”, “Aeropuerto”, “Terremoto”, “El coloso en llamas”, “El puente de Cassandra”, Deep impact”, o “El día de mañana”.
La verdad: como cada año, me he quedado como nuevo.
Uno se dispone a iniciar, en este caso el 2014, sabiendo que –por muy mal que vayan las cosas- difícilmente se van a torcer de tal manera como he podido observar, atentamente, en los casos que se exponen.
Visto lo visto, el examen de la realidad venidera será siempre más optimista que la ficción representada.
Yo, de corazón, les recomiendo este sistema de cambio de año. Uno sale de lo peor para, después, encarar el nuevo calendario con mucho más optimismo.
¡¡¡¡¡¡¡¡Feliz 2014!!!!!!