La remodelación del antiguo hotel UTO, de Cala Major, ha traído algo más que apartamentos de lujo. La cala que tiene justo delante, Cala Roques, siempre ha sido un enclave costero de rocas en el que, principalmente vecinos, pescan y nadan sin grandes aglomeraciones por las características.
Sin embargo, con las recientes obras, el acceso se ha complicado hasta el punto de tener tramos inaccesibles.
La imagen de arriba muestra el aspecto de la cala hace meses: con cemento armado y algunos metros de rocas, el bañista podía llegar hasta la cala anexa sin problemas. Sin embargo, tras las obras, la pasarela ha desaparecido y quien quiera acceder hasta el final tiene que andar sobre rocas -con los riesgos e incomodidad que supone- e incluso trepar.