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No cabe la apatía

miércoles 14 de mayo de 2014, 17:29h

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Actualmente hay un clima social donde predominan fuertes sentimientos de hartazgo, desconfianza y escasa credibilidad en la clase política, que anda muy estresada porque hay un nuevo test de estrés para ella. Las elecciones europeas. Las gilipolleces, las tonterías y las pardaladas que estamos oyendo en el circo preelectoral es para descojonarse, para autoexiliarse y para ayuno ayurvedico una temporada. Los políticos en plena caquexia preelectoral repiten cual disco rayado los mantras, los es-lóganes y los guiones que sus gurús asesores han precocinado para ellos.

Los políticos adoptan todos la denominada " facies cemento portland", que les permite sobreactuar y ocultar su impostura delante de los ciudadanos. Este new look facial hace furor entre la clase política. Las consultas de medicina estética están saturadas por los políticos. Este servicio no puede darse por ahora en la sanidad pública pero en las consultas privadas la lista de espera es más larga que la lista de Schindler. Hoy por hoy es lo único que une a los políticos, perdón, además de mantener sus autosubvenciones, asesores y sueldos.

Existe un consenso generalizado  entre los que ocupan su tiempo yendo al parlamento y a las diversas comisiones: Si  a la infiltración con microesporas esterificadas (a lo Ferran Adrià) en los diversos segmentos faciales. Esto les confiere un aire de cara tipo póker, inmutable, imperturbable, mayestática, que aparenta seguridad, serenidad y coraje. Vamos, que da toneladas de autoestima.

Esto les permite dar el pego y les infunde la creencia que el pueblo  tragara con todo y que caerán subyugados ante la  las pseudopalabras del argot político. La carpa de la partidocracia pone en circulación guiones sedantes o reivindicativos, debidamente amplificados y selectivos según la subjetividad mediática, que intentan una y otra vez camelarse todavía más a la ciudadanía. Desgraciadamente se olvidan que la mirada no se infiltra y que no olvidamos la reseña bíblica “por sus hechos los conoceréis".

Una reflexión: Europa decide y nosotros acatamos y pagamos. Es decir muchas decisiones no se toman en el Parlament, ya que Bruselas las impone. El poder se ha deslocalizado. A Europa tienen que ir l@s mejores, los que hablen ingles, los que hayan currado, l@as que hayan sido fértiles, l@s que sepan negociar, l@s que  hayan demostrado responsabilidad y espíritu de servicio.

Tengan memoria. Bruselas  no es un exilio dorado, aunque los sueldos y los complementos salariales sean desorbitados.  Bruselas no es un cementerio de elefantes ni el cobijo de políticos con cara cemento portland. La confianza hay que ganársela. Y en mi parecer hay personas que se merecen seguir estando, porque con hechos, no con el bla bla han demostrado que van allí a currar y a defender lo nostro. La apatía no nos debe de paralizar.
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