La durísima pugna dialéctica que han protagonizado el vicepresidente Antonio Gómez y el diputado Antoni Pastor en el Parlament ha obligado al presidente Bauzá tomar cartas en el asunto. Por medio de la portavoz Núria Riera, Bauzá ha hecho saber a la ciudadanía que reprueba la actitud de ambos en esta confrontación, si bien manteniendo la confianza en su vicepresidente. Cabe decir que Bauzá ha ejercido de presidente al recriminar la actitud de ambos políticos y dejando muy claro que no es partidario de que los enfrentamientos y las tirrias personales salgan a la luz en la Cámara con unas formas y maneras impropias de lo que ha de ser el templo de toda democracia. Gómez y Pastor fueron demasiado lejos. Como es harto sabido, el primero calificó al alcalde de Manacor de tránsfuga y "ladrón" por haberse quedado con el escaño tras su expulsión del PP. El segundo comparó al vicepresidente con Sancho Panza, le espetó que tenía un "complejo" por su falta de "altura política" y habló en la Cámara de un documento "que se fue andando" desde la sede del PP a la Conselleria de Gómez y acabó en manos de la Policía Judicial. Bauzá estaba obligado a actuar y lo ha hecho, Ha conseguido rebajar este soufflé que amenazaba con convertir el Parlament en un espectáculo pugilístico Gómez-Pastor, antiguos compañeros de partido. Ha comprendido que su principal cometido es bajar la tensión, no incrementarla. A buen seguro que esto es lo que le ha hecho comprender a su vicepresidente. Y en este sentido va el mensaje que le envió Antoni Pastor. El 2014 será un año preelectoral, es decir, tenso. Este ambiente de acercamiento a las urnas tendrá, sin duda, su traslación en la Cámara. Pero dentro de un orden y conforme a las reglas de la convivencia. Hay que insistir en que el PP podría necesitar el 2015 los votos del Pi de Pastor para seguir gobernando. No pueden cometer errores ni salidas de tono con Pastor. Los podría pagar muy caros. Por otro lado, la izquierda ha visto que Antonio Gómez tiene la piel muy fina. Sin duda intentarán picarle dialécticamente para convertirlo en el talón de Aquiles del Govern. Corresponde a Bauzá moderar a su vicepresidente. Es una ley de la democracia: el ruido huero de ideas y proyectos quita votos al partido que gobierna, sobre todo al final de los mandato. El deber de Bauzá es ahora templar. Eso es lo que espera la mayor parte del PP Balear, que quieren preparase para las urnas desde la calma, la centralidad y la serenidad.
