La propuesta lanzada por Barceló Hotels para fusionarse con la hotelera NH Hotel Group, empresa cotizada en bolsa en el mercado continuo, ha supuesto todo un sobresalto en la prensa salmón y en el mundo de las finanzas, tanto por lo atrevido de la oferta lanzada por la hotelera mallorquina como por lo que significaría de prosperar la operación. Barceló y NH son empresas que se complementarían a la perfección, ya que la primera gestiona 232 hoteles en 21 países, con 50.000 habitaciones, centrada esencialmente en el turismo vacacional; mientras que NH gestiona 389 hoteles en 31 países, con 60.000 habitaciones, pero centrada en el turismo urbano y de negocios. Surgiría así un coloso hotelero con más de 600 hoteles y 110.000 habitaciones, por delante incluso de Meliá Hotels.
El mercado ha acogido la propuesta de Barceló de modo positivo, pues la cotización en bolsa de NH se ha disparado un 18% y las acciones han alcanzado los 5,59 euros por título. Teniendo en cuenta que la hotelera propiedad de la familia Barceló ofrece 2.480 millones por la compañía que dirige Ramón Aragonés, habrá que ver cómo reaccionan los accionistas de NH, que ha reaccionado con recelo ante la oferta de Barceló, que exige quedarse con el 60% del grupo fusionado, tener mayoría en el consejo de administración y, además, da tres meses de plazo a NH para tomar una decisión y alcanzar un acuerdo.
Barceló demuestra, una vez más, que no es una compañía dispuesta a quedarse inmóvil y viéndolas pasar, sino que aspira a crecer y a hacerlo exponencialmente, con fusiones estratégicas que catapulten a la compañía para convertirla en una de las hoteleras más importantes de Europa. Es cierto que se trata de una operación difícil, pero Simón Pedro Barceló se muestra determinado y dispuesto a “considerar diferentes alternativas” para facilitar el éxito de la operación. Una maniobra sumamente hábil y arriesgada, no exenta de riesgos.