Las estadísticas del Instituto Nacional de Estadística (INE) son una fuente inagotable de información y permiten extraer innumerables conclusiones, algunas de ellas de gran interés. Sus bases de datos reflejan información sobre los cimientos en los que se basa, no solo la sociedad y la economía estatal, sino también las de municipios y Comunidades Autónomas.
Una muestra es que el INE realiza unas proyecciones de población para los póximos años basándose en la hipótesis de que se mantengan las tendencias demográficas actuales (ritmo de nacimientos, de migraciones y de fallecimientos). Su objetivo es simular los efectos que sobre la población futura tendrían la estructura demográfica y la tendencia actuales.
Pues bien, sus predicciones para el año 2031 son que Balears es la Comunidad Autónoma que más crecerá en términos relativos. Si el total de la población española está previsto que descienda en un 1,19% en cuanto a cifras de población de 2016 hasta 2031, la población balear aumentará un 7,73% o lo que es lo mismo, 87.708 habitantes se incorporarán al censo en esta Comunidad Autónoma. En el lado opuesto se encuentran Asturias y Castilla y León con descensos del 11,11% y 10,68% respectivamente.
Las únicas Comunidades Autónomas que aumentan su población de aquí a 2031, además de Balears, son Madrid, Canarias, Murcia y Cataluña.
Pero el aumento de futuros habitantes no va a ser homogéneo por sexos. Un 60% de los nuevos baleares serán mujeres y un 40% hombres. Respecto al número de hombres que existen en la actualidad (datos de 2016) en Balears, el año 2031 habrá un 6,15% más y, respecto a las mujeres actuales (2016), el incremento de féminas para dentro de 15 años será de un 9,31%.
Por edades, la población de mayores de 65 años pasará de ser de 174.749 habitantes a 260.366, lo que supone un espectacular aumento del 49%, con las consecuencias que ello conllevará para el, ya casi exprimido, sistema de pensiones. El envejecimiento de la población se hace patente puesto que, hasta los 13 años, la tasa de crecimiento es negativa para cada franja de edad.
Si comparamos los mayores de 80 años, el crecimiento en porcentaje es aún mayor. De 49.246 habitantes mayores de esa edad, pasaremos a ser un total de 75.352 personas, un 53% más, con la consecuencia que para los gastos sanitarios y de dependencia conlleva.
Respecto a los mayores de 100 años, pasaremos de los actuales 291 habitantes a 667 ancianos, lo que representa un espectacular aumento en términos relativos de un 129,63%.
Sin duda, unos datos que los polítios tendrán que tener en cuenta porque las políticas de hoy afectarán a los habitantes en años venideros, si es que se mantienen y no se deciden cambiarlas, como ocurre, cada cuatro años.