Mejora importante en el último trimestre de 2016

Aumenta la confianza del consumidor

Calle Olmos

El Indicador de Confianza del Consumidor (ICC) del mes de diciembre ha aumentado 1,3 puntos respecto al mes anterior, pasando de un 99,4 en noviembre a un 100,7 en diciembre de 2016, pasando el umbral psicológico de 100 que divide entre la percepción negativa y positiva.

En economía, un aumento en este indicador es positivo puesto que el consumidor afronta con optimismo el futuro y su situación actual pero, como todo, hay que verlo en su contexto y ver la tendencia de los últimos meses e incluso años.

El ICC es una media aritmética de dos indicadores. Por una parte la situación actual de la economía familiar, de la economía y el empleo en general, respecto a la que existía hace 6 meses y, por otra, las expectativas para los próximos 6 meses. Ambos indicadores pueden tomar valores que oscilan entre 0 y 200. Por encima de 100, indica una percepción positiva de los consumidores y por debajo de 100 una percepción negativa.

El ICC ha tocado el punto más bajo del año 2016 en octubre y en mayo con una valoración de 90,7 y dista mucho de la puntuación obtenida el mes de diciembre de 2015 que ascendió a 107,4 puntos, logrando un máximo histórico.

La media anual del ICC de 2016 se sitúa en más de 5 puntos por encima de la media de los años anteriores a la crisis y más de 45 puntos por encima de la media de 2012 que supuso el punto más bajo de toda la serie.

En cuanto al Indicador de Expectativas, uno de los dos que conforman el ICC, los temores de los consumidores a la subida de precios y de tipos de interés han tenido que ver en este descenso respecto a los 119,6 puntos del mes de diciembre de 2015. Aun así, el mes de diciembre pasado se ha alcanzado el punto más alto del año, con una puntuación de 109,3, lo que indica una evolución al alza en el último trimestre. El Indicador de Expectativas es el que mira hacia el futuro y es muy importante para la teoría económica del consumo y la inversión ya que ambos dependen, tanto de la situación actual del individuo como de la esperada en el futuro. Si se prevé una mejora de la situación económica futura, en base a unas expectativas positivas, un individuo consumirá incluso por encima de su renta actual. Recientemente hemos tenido casos cercanos de expectativas muy elevadas sobre la situación futura. Así en 2004 este indicador llegó a 110. Era el momento de euforia en el mercado inmobiliario, previo al estallido de la burbuja. A mediados de 2008, el Indicador de Expectativas bajó hasta 60. Recordemos que en los momentos previos a la crisis económica, esperando obtener una plusvalía rápida con la venta de la vivienda, los individuos adquirían casas por encima de la renta disponible, accediendo a financiación bancaria. Los bancos, también, en base a las expectativas favorables de recuperación, otorgaban crédito, muchas veces, por encima del valor de tasación.

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