Así no se hace país

Hemos celebrado la Diada de Mallorca, con la oposición de la izquierda. Como siempre la culpa la tiene el PP, eso dicen. Desde que se decidió celebrar la Diada de la isla de Mallorca, tal y como se celebra la de las islas Baleares, y la de cualquier ciudad, provincia y comunidad autónoma de España, por desgracia en esta tierra las hemos visto de todo color. Cuando gobiernan unos, rechazan la programación de los otros. Y así, no se hace país.

La radicalización de los partidos y filosofías políticas de Mallorca están consiguiendo que sea más importante un concierto de música actual, que un acto de relevancia histórica e institucional. La izquierda se defiende argumentando que el país es un solar y la bandera un trapo. La derecha, que solo se es patria, si es la tradicional, y sus símbolos, los de siempre. Así no haremos nunca de Mallorca una unidad social. Estamos divididos y nadie quiere dar su brazo a torcer.

Unos han preferido asistir a los actos de la Diada de Catalunya, la que conmemora su principal derrota militar y política. Mientras que se niegan a participar en los actos populares de la Diada de Mallorca, que celebra su inicio como unidad social con derechos y libertades. Ellos perdieron y nosotros ganamos. Y esa es una de las diferencias abismales que nos enfrentan. Lo de las fechas, ya fa pep.

El 31 de diciembre se conmemora la entrada de las tropas de la corona aragonesa, con los señores feudales de Catalunya, quienes a sangre y fuego derrotaron y aniquilaron a los moros. Y convertimos la gesta guerrera en fiesta popular: la del Estandard y la Colcada que se vienen celebrando desde hace 800 años. Esa fiesta, incluso en tiempos de Franco, se mantuvo por encima de filosofías políticas.

Lo que reclama la izquierda, en el 31 de diciembre, son las reivindicaciones nacionalistas, de corte catalanista que se empezaron a celebrar en 1992, cuando el alcalde de Palma, Joan Fageda, quiso diferenciar la bandera de Mallorca de la senyera de la corona de Aragón y símbolo nacional de Catalunya. Y de esas aún estamos enfrentados. Y ahora el PP ha intentado consensuar la Diada. Ha negociado los premios y los actos. Pero claro, el PSOE y Més per Mallorca no van a dar ni agua al PP.

Ojo, lo mismo que está haciendo el PP en el Govern con los de la izquierda. Pero entre ellos, a mí, me ha molestado la postura del PI. Creo que se están equivocando y que lo que están provocando es que los afiliados, que se sienten más de centroderecha que de la izquierda, se alejen de los nuevos dirigentes, que ya no quieren recordar quienes fueron sus abuelos. Mucho menos, recordar a María Antonia Munar, que fue la presidenta del CIM que le dio razón política e institucional.

Con esas posturas, se pierden votos, se pierden cargos, se pierden ilusiones y todo se va a la mierda. Y eso pasará a los que no representen una idea que emane del pueblo. No las de los dirigentes ocasionales de un partido que cambia de camisa y de bandera según le interesa. Me gustaría que el discurso del presidente del CIM, Llorenç Galmés, llegase a todos los ciudadanos. Creo que todos los mallorquines lo firmaríamos en casi toda su extensión.