Para los isleños es más cómodo quejarnos ante la falta de propuestas y eventos culturales que no llegan a “la roqueta”, que participar y aprovechar de los actos que se nos ofrecen en el marco de la educación, aunque estén estrechamente ligados. Me refiero a la conferencia que impartió el pasado sábado en el Auditórium de Palma, gracias al grupo editorial Santillana Illes Balears, el Doctor en Filosofía de la Universidad de Harvard y Profesor emérito en Massachusetts, Robert Swartz, que investiga y forma sobre la infusión del pensamiento crítico y creativo en todos los niveles educativos.
El método tradicional de estudio que siguen los alumnos de hoy puede compararse a la preparación de un concurso: empollar (memorizar), vomitar (acertar), aprobar (ganar dinero) y olvidarse (derrochar). En materia educativa innovadora debe preocuparnos su forma de pensar y es necesario cambiar el sistema para que ellos consigan, con la ayuda de los profesores, transformar el aprendizaje habilitando destrezas de pensamiento. De esta forma, no solo aprenderán a tomar decisiones en el mundo real (fuera del colegio), sino que también aumentarán su autoestima.
Los pilares de la educación del siglo XXI son el pensamiento, la comunicación y la colaboración. Podemos enseñarles a pensar bien a través de la comparación y el contraste porque todos tendrán que enfrentarse a un futuro desconocido y si utilizamos correctamente las herramientas que tenemos a nuestro alcance despertando su curiosidad, tomarán las decisiones adecuadas. Las ideas ya están en sus cabezas y es el comienzo del aprendizaje constructivo. El método de la comparación consiste en apreciar las semejanzas y las diferencias y después contrastarlas desde la experiencia, y será la importancia que obtengamos de la intersección de esas disposiciones que nos lleve a la conclusión final.
En el ámbito escolar, debemos aceptar una serie de cambios, es decir, debemos aprender de los errores cometidos. Llevar a cabo la acción, practicar la habilidad de pensar hasta que nos salga de forma natural será la estrategia aplicada. Las aulas deberán centrarse en el estudiante y no en el profesor, éste será su acompañante y les ayudará a alcanzar los objetivos propuestos a través de una lista de preguntas. Además, les guiará delante de diferentes opciones que se pueden encontrar, interactuando y compartiendo opiniones llegarán nuevas ideas. De esta forma, también podrán valorar su capacidad de elección registrando las respuestas organizadas gráficamente. El resultado del aprendizaje colaborativo será muy útil si hemos logrado transformar el aprendizaje individual basado en el pensamiento.
En definitiva, los alumnos del futuro asentarán las bases primordiales de la educación con habilidades, destrezas y buenos pensamientos; aprenderán en profundidad y aplicarán a sus vidas lo aprendido en el colegio. Los beneficios que obtendrán serán gratificantes porque no caerán en el olvido y se sentirán orgullosos de la digna recompensa de ser animales racionales.
La única objeción, como apuntaba al principio, la modesta afluencia de público para un evento cultural y educativo de categoría superior. Excelente comunicador y calidad de traducción: un gran equipo.