Apertura de negocios en la Fase 1, más ilusión que rentabilidad

Las actividades económicas autorizadas desde el primer día de la Fase 1 se desarrollaron en Baleares con más ilusión que resultados. A pesar de las limitaciones impuestas, muchos comercios, bares y cafeterías optaron por abrir, intentando prepararse para futuras semanas en las que resulte más fácil hacer negocio y rescatar buena parte de las plantillas sometidas actualmente a expedientes de regulación.

En el caso del comercio de Palma, las tiendas abrieron entre un 30 y un 60 por ciento, según las zonas. Así, zonas como las de Velázquez, Pere Garau, Blanquerna o Pascual Ribot, registraron el mayor índice de aperturas superando en algún caso el 60 por ciento. En Sant Miquel abrió la mitad de la planta comercial y en Jaime III únicamente abrió una de cada tres tiendas, dejando constancia de la importancia del turismo para el comercio en el centro, donde el 60 por ciento de las ventas las realizan turistas.

El pequeño comercio de Mallorca, con más base familiar en las empresas y menos peso de contrataciones externas, abrió un 80 por ciento, demostrando las ganas -y la necesidad- de ir sumando ingresos para compensar los costes de haber mantenido las tiendas cerradas durante casi dos meses. Aún así, las asociaciones consideran que las pérdidas del pequeño comercio de la Isla, debido a la crisis del coronavirus, habrán ascendido a 120 millones, con una previsión de ventas esta primera semana en torno a un 50 por ciento por debajo de lo habitual.

Algo similar ha ocurrido con los bares y cafeterías que disponen de terraza y que, por tanto, podían abrir con la mitad de mesas desde este lunes. En esta fase, los restauradores tienen muy limitada su capacidad de maniobra, y los aforos autorizados apenas les permiten rescatar alguno de los trabajadores que tienen en los respectivos ERTEs. Clientes tomando el café de pie en la calle o responsables del bar solicitando que no se ocupen las mesas mucho tiempo -para que puedan servir a otros clientes- fueron tónica general de esta primera jornada, demostrando los restauradores más voluntarismo que opciones reales de llevar adelante un negocio en estas condiciones.

La situación sólo será normal cuando se puedan abrir comercios y bares sin este tipo de limitaciones y con opciones reales de que haya una clientela suficiente -turistas o locales-, aunque haya que añadir nuevos elementos y normas de seguridad e higiene. Hasta entonces, la ilusión y el voluntarismo sirven para aplacar las ansias de actividad, pero compensan poco los gastos asumidos y siguen dejando en el aire las plantillas que esperan volver al trabajo.

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