Antonia Rosselló Ballester, nace en Cas Concos el 10 de enero de 1960, el mismo año en que en Ámsterdam se abría al público la casa de Ana Frank, Brasilia se convertía en la nueva capital de Brasil, a bordo de un batiscafo se alcanzaban los 11.000 m de máxima profundidad de los océanos en el fondo de la fosa de la Islas Marianas, en mayo sucedía el mega terremoto de Valdivia en Chile, el sismo más potente en la historia de la humanidad con una magnitud de 9,5 que costó la vida de 2.000 personas y hubo más de dos millones de damnificados, Armin Hary sería el primer humano que recorría 100 metros en 10 segundos, una ajustada votación permitía a John F. Kennedy hacerse con la presidencia de EEUU., se cortaban los cordones umbilicales de varios famosos; Antonio Banderas, Perico Delgado, Maradona, Ivan Lendl, se fundaba una banda musical desconocida; Quarrymen, luego se conocerían como The Beatles, fallecían Clark Gable y Albert Camus, en las carteleras de cine; Espartaco, La dolce vitta, Psicosis, La tienda de los horrores, se inauguraba el Aeropuerto de Son Sant Joan para tráfico nacional e internacional, aquel año llegaron a Mallorca casi 400.000 turistas, el movimiento Hippie marcaba su revolución de amor libre y pacifismo, se abría la Central Eléctrica de Alcudia, Grace Kelly y Rainiero se hospedarían en el Hotel Formentor, recorrerían el paseo de’s Born y cenarían en Restaurante El Patio, el felanitxer Guillermo Timoner lograba en Leipzig su tercer Campeonato Mundial de ciclismo en pista.
Hija de Miquel, natural de Alquería Blanca, de profesión payés y de Apolonia, nacida en Cas Concos y dedicada a las labores de casa. Tuvieron un hijo; Miguel y una hija; Antonia.
Nos colocamos en una de las terrazas, flanqueadas todas ellas por una artesanal arquitectura de resistentes columnas y arcos.
¿Cómo fue su infancia en aquellos 60?
Tranquila, agradable, eran tiempos difíciles, aunque con una peseta hacías muchas cosas. Vivíamos en el campo y las casas de alrededor eran de la familia, tíos, abuelos, yo era la pequeña de la casa y por tanto la más mimada por todos.
Me iba al cole vestida con babero, medias blancas y zapatos gorila, sentada en el tubo de la bici de mi hermano, hiciese un sol radiante o lloviese a cántaros. Con el paso de los años le compraron bici nueva a mi hermano y yo me quedé con la vieja.
Nos cuenta que en el cole ya destacaba dibujando…
Desde niña me entusiasmo el dibujo. Primero iría a las monjas, luego al colegio de Cas Concos, donde decían que dibujaba muy bien pero las posibilidades de prosperar no existían. Las asignaturas de dibujo y gramática me funcionaban, dibujar y redactar era lo mío, pero flojeaba con las matemáticas. Guardo un entrañable recuerdo de nuestra profesora; Magdalena Bosch, siempre tan atenta y cariñosa y madre del actor Joan Carles Bestard Bosch.
¿Cómo era su tiempo de vacaciones?
Divertido y de casa en casa; estaba una semana con los tíos y los primos en la casa en Porto Petro junto a la playa, otra semana en casa de mi madrina, otra en la de los abuelos paternos, otra con mis tías, en Alquería Blanca. Era un tiempo en el que notabas a la gente feliz y positiva.
¿Pasaba los días y usted seguía con la idea de aprender a pintar?
Sí, jamás perdí la ilusión y entre los trece y los catorce años hice un curso de dibujo por correspondencia y me lo tomé muy en serio. Me ayudó a evolucionar y a entender conceptos, desconocidos para mí.
¿Qué podemos conocer de su adolescencia?
Rondaba los dieciséis años y en casa vivíamos de lo que se cultivaba, almendras, algarrobas, teníamos ovejas y otros animales y en las jornadas de trabajo, todos echábamos una mano, la familia entera contribuía. Además me llevaba mi bloc de apuntes para ejercitarme en el tiempo libre y tomaba nota de las escenas. Mis familiares serían mis primeros modelos. Me sentaba sobre un saco de almendras y hacía mis bocetos en aquellos estíos inolvidables.
A esa edad conocí a mi novio que más adelante se convirtió en mi marido, Miguel Antich. Era ciclista amateur y por su condición de deportista no salíamos con otros amigos a cenar o a tomar una copa. Él, se levantaba pronto para entrenar y era exigente consigo mismo. Llegó a competir en un campeonato mundial en la disciplina de bicicleta tras moto.
A los 23 años, se casa y aparca su sueño de pintar…
Sí, nos casamos y marchamos a vivir a Porto Petro, él había abandonado el ciclismo y conducía un taxi y yo comencé a trabajar en un restaurante y posteriormente en un suvenir. A la edad de 29 años, llegó mi hijo Toni y a pesar de que mi suegra se ofreció a ayudarme para que no perdiese el trabajo, decidí dedicarme por completo a su cuidado.
Aunque casi no tenía tiempo, cuando mi hijo cumplió seis años recuperé mi afición artística y me preparé para una primera exposición.
¿Qué sensaciones tuvo en esos días previos y en la presentación?
Una enorme ilusión. Fue gratificante sentirme arropada por los vecinos del pueblo. Eran las fiestas patronales y presenté obras de paisajes y flores. Aquel reto, fue una de las experiencias más bonitas de mi vida, animada también por un pintor de la comarca que ya falleció, Tomeu Pons, quien me insistió en que probase con otras disciplinas.
Hice un retrato a su mujer que le encantó, y gracias a eso pasé un largo periodo practicando con los retratos. Realicé uno para él y lo utilizó para la portada de un libro.
Colaboró en un trabajo de recuperación para el patrimonio del pueblo…
Debatíamos sobre tener una figura emblemática, reconocida por el pueblo y a partir de un viejo dibujo recuperamos la vestimenta del dimoni para la fiesta patronal de Sant Nicolau, con una tela similar a la antigua. Estoy orgullosa de haber colaborado en el equipo y formar parte de este hecho.
Cuando llevábamos un buen rato de entrevista, Francisca sugirió un cambio de ubicación para poder captar otras instantáneas, lo que aprovechó Antonia, para ofrecernos unos refrescos. Nos situamos en otro extremo de la terraza, en este caso exterior y cuando íbamos a reiniciar la charla tuvimos una visita sorpresa, aparecieron los tres cerditos. Tres animalitos que correteaban por la finca y se acercaron a curiosear, nos miraron y segundos después marchaban cuesta abajo con un elegante estilo, meneando su pompis.
Durante una época, ocupó un cargo público. ¿Cómo fue esa experiencia?
Fui alcaldesa pedánea de Cas Concos y regidora de la policía en el Ajuntament de Felanitx. Conocí a mucha gente y me quedo solo con lo bueno, porque a veces en la política se viven situaciones inesperadas.
De alguna forma le afectó en su pintura
Seguramente que sí, ya que cuando abandoné la política tuve una etapa en la que me mi pintura delataba un estado de ánimo decepcionante. Yo que soy defensora de la pintura alegre, percibí ese cambio. Miraba mis piezas y las analizaba de tétricas, oscuras, paisajes grises con largos caminos a ninguna parte, ocres apagados. Aunque reconozco que valió la pena pasar por eso, de todo se saca una conclusión positiva.
Su constancia la lleva a investigar en otros terrenos…
Por mi carácter sabía que debía dar un giro a mis elaboraciones y de eso se trataba de pasar horas en el estudio. Empecé a divagar con probaturas y a caminar sobre una línea en la que no perdía el equilibrio, con unos paisajes de visión particular y dejando atrás las concepciones clásicas. Estaba en ese punto en el que te requieres que tu obra tenga identidad. Solo para llegar a la conclusión de que debía plasmar unas nubes triangulares, consumí horas y horas de estudio. Pero no hay otra forma.
Desde una sabia intuición, parte de un concepto geométrico y sus trazos se adentran en una atmósfera naif, espontánea, y aplicando cierta ingenuidad de brillante resultado. Colores que resplandecen sobre los paisajes cromáticos. Su técnica se expande libre de proporciones y perspectivas, sus tonalidades se entremezclan sin temor a la incompatibilidad, su sencillez evoca a la valentía de aquel ser que se enfrenta a un lienzo sin normas que pudieran impedir el progreso.
¿Cómo es su puesta en escena, delante de una tela en blanco?
Supone la satisfacción de mí día a día. Comienzo con una idea y a medida que avanzo, va derivando hacia otras sendas. Me enfrentó a lo que más me apetece, mi meta de cada día es la pintura. Últimamente estoy probando de incorporar elementos externos a los paisajes y es que nunca dejo de indagar probabilidades.
¿Existe algún artista favorito para usted?
Me impresiona la obra del holandés Vincent van Gogh
Desde que debutase en 1994 y hasta 2022, su obra ha recorrido la geografía de Mallorca, por espacios muy diversos, tanto particulares como institucionales, exposiciones colectivas o individuales. Sus retratos en óleo forman parte de numerosas colecciones privadas.
Entre sus aficiones…
¿Encontraríamos, música, literatura, cine?
La música de estilos variados, no demasiado exigente.
Soy lectora de poesía y consumo cine policiaco.
¿Algo de deporte?
Cuando puedo, practico footing.
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Aquellos árboles desnudos que despiertan el afán poético en mitad de paisajes de múltiples colores, aquellos árboles con silueta de cuerpos humanos, aquellas ramas curvadas, sin hojas y que miran a la lejanía de una mar sosegada, aquellos árboles sin nombre ante los que me detengo para conversar con ajenas sombras, asentadas sobre tierras rojizas o violetas, sobre triángulos anaranjados con puntas afiladas, sobre rocas y suelos lijados hasta conseguir el efecto de un universo en el que se ensamblan en un mismo lenguaje indivisible, el cielo y los horizontes.
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También se ha atrevido con murales. - me mira con una mueca y sonríe.
He hecho murales para el colegio Migjorn, para el campo de fútbol y para la escoleta; Sa Miloca. Es un trabajo de satisfacción personal, que queda en mi pueblo Cas Concos.
Si le diera a escoger un solo plato ¿Cuál sería?
Sin dudarlo, la paella.
Hablando de comida se despertó el instinto del estómago vacio, habíamos llegado a un horario propio del almuerzo y el olor que salía de la cocina hacía presagiar que precisamente aquella paella debía de estar muy rica y así fue. Nos acompañaron a la mesa, Miguel, su marido y su hijo Toni que trabaja conduciendo un taxi propiedad de la familia. Algunos repetimos un segundo plato, no digo más. Vino, cervezas, agua y de postre un pedazo de brazo gitano, café y limoncello fresquito. ¡Qué más se puede pedir!
¡Salud! Y gracias a los que estáis en esta mesa para compartir este maravilloso día conmigo - dijo Antonia, mientras levantaba su copa de vino.
En la sobremesa repasamos y analizamos algunos aspectos de los apuntes y de las fotografías. Concluimos que nos faltaba poco material para cumplimentar, entonces pasamos al interior de la casa y Antonia nos mostró algunas de sus últimas piezas.
Usted también da clases de pintura ¿Qué le supone la enseñanza?
Dar clases a niños de entre cuatro y doce años, en el estudio, en Cas Concos y en Cala D’or, es un ejercicio satisfactorio por lo sorpresivo, por la espontaneidad que te ofrecen, aunque algunas veces haya que tirar de filosofía para que te presten atención. Yo les aconsejo que confíen en lo que les dice su intuición, sea en dibujo libre, copia o al natural.
¿Si le dejaran escoger un deseo?
Escapar unos días de relax con mi marido, por ejemplo a Menorca a comer una caldereta.
Cumplida la visita, nos metimos en el coche y pusimos el motor en marcha. Ya en la carretera a través del retrovisor veía desaparecer la cúpula de la iglesia que nos había dado la bienvenida, ahora cargados con otra entre para la colección, nos quedaba por delante un trayecto de casi una hora hasta llegar a Palma.
Texto: Xisco Barceló
Fotografías: Francisca R Sampol