En sus 104 años de historia, el Real Mallorca ha conocido los rigores del infortunio y también las mieles de la gloria. Fundado el 5 de marzo de 1916 bajo la denominación de Alfonso XIII, la trayectoria del club se ha beneficiado de la aportación de figuras emblemáticas como los presidentes Jaume Rosselló y Miquel Contestí, y los técnicos Héctor Cúper y Luis Aragonés, pero también ha debido sufrir a sus particulares 'villanos' oficiales, como los directivos que perpetraron, a principios de los años 70, la primera subasta de jugadores del fútbol español y sembraron de escarnio y vergüenza a la gran familia mallorquinista.
El 5 de marzo de 1916, fecha de la que este jueves se cumplen exactamente 104 años, la Federación Española de Fútbol tramitó el registro de un nuevo club de fútbol: el Alfonso XIII FBC, con sede en Palma. Apenas un día después, el 6 de marzo, la entidad nombró a su primera junta directiva, presidida por Adolfo Vázquez Humasqué, un ingeniero agrónomo catalán afincado en Mallorca, donde dirigió durante un período de tiempo la Estación Enológica de Felanitx. Junto a otros ocho incondicionales de la causa, Vázquez Humasqué, quien acabaría exiliado en México, país en el que murió en 1975, se aprestó a dar forma a un ambicioso proyecto que, con el transcurrir de los acontecimientos, acabaría convirtiéndose en la institución con mayor peso social de la isla, actualmente conocida con el nombre de Real Club Deportivo Mallorca.
El primer estadio que acogió los encuentros del Alfonso XIII fue el campo de Bons Aires, en la palmesana calle de General Riera, en aquel entonces, una gran vía de tierra que apenas acogía algunas edificaciones diseminadas. En ese escenario, el 25 de marzo, se disputó el primer encuentro oficial del hoy flamante conjunto de Primera División, organizado para inaugurar las nuevas instalaciones y que trajo a la isla a un invitado de excepción: nada menos que el FC Barcelona. Los blaugranas, por cierto, dieron buena cuenta de su bisoño rival alfonsino, al que derrotó por un contundente 0-8.
Vázquez Humasqué pasará a la historia por haber encabezado la primera junta del club, pero no lo hará, desde luego, por su longevidad en la presidencia. De hecho, el principal auspiciador del proyecto del Alfonso XIII no había accedido al cargo a través de las urnas. Este honor correspondió al que debe considerarse el primer presidente electo de la historia de la entidad: Antoni Moner, uno de los cofundadores del club y cuya pasión por el balompié no conocía límites. Tanto es así que antes de regresar a la isla, Moner, que vivió sus años de juventud en Barcelona para cursar sus estudios de Medicina, colaboró en la fundación del Espanyol, equipo que, por ironías del fútbol, se ha convertido esta temporada en uno de los rivales directos del Real Mallorca en la agónica lucha por la permanencia.
Antoni Moner ocupó la presidencia en dos etapas: de 1916 a 1920 y, posteriormente, de 1924 a 1927, y su gestión dejó un grato recuerdo en la memoria colectiva de los aficionados. Tanto es así que es uno de los tres únicos presidentes honorarios del club. Los otros son Josep Ramis d’Ayreflor y Lluís Sitjar, quien, a su vez, dio nombre al estadio, hoy ya derruido, situado en la plaza Barcelona y que para los seguidores mallorquinistas constituye poco menos que un santuario, siempre añorado y mil veces bendecido.
DE ALFONSO XIII A RCD MALLORCA
En el transcurso de su centenaria trayectoria, el club ha adoptado tres denominaciones oficiales: la inicial, Alfonso XIII (o Real Sociedad Alfonso XIII tras el edicto promulgado por el bisabuelo del actual monarca, Felipe VI), Club Deportivo Mallorca, a partir de 1931 coincidiendo con los tiempos de la República, y, finalmente, el que sigue vigente en nuestros días: Real Club Deportivo Mallorca.
Al mismo tiempo, tres estadios han acogido las diversas temporadas de competición de la entidad balear. Tras el periplo inicial en Bons Aires, el club se mudó, en 1945, al campo de es Fortí, un recinto con capacidad para 16.000 espectadores cuyo primer partido oficial enfrentó al Mallorca con el Jerez dentro de la Liga regular de Segunda División. Este estreno fue más afortunado que el precedente, en Bons Aires, ya que los insulares, con el mítico Ramallets defendiendo la portería, se hicieron con la victoria por un explícito 3-0. El jugador Sanz tuvo el honor de marcar el primer gol en el nuevo estadio, que con el transcurso de los años cambió su denominación inicial por la de Lluís Sitjar, en homenaje, como ya se ha indicado, a uno de sus presidentes más recordados. Finalmente, en 1999, la institución se trasladó al estadio municipal de Son Moix, construido con motivo de la celebración, ese mismo año, de la Universiada de Palma.
EL PRIMER ASCENSO A PRIMERA
El Real Mallorca forma parte hoy en día de la élite del fútbol español. Sin embargo, no siempre ha sido así. Tuvieron que transcurrir 44 años desde su inauguración para que el equipo lograse, al fin, su primer ascenso a Primera División. La gesta se consumó el 17 de abril de 1960, y en su consecución hay que destacar la contribución de dos nombres propios en la historia mallorquinista: el presidente Jaume Rosselló y el entrenador argentino Juan Carlos Lorenzo. Ambos fueron los principales artífices de que el Mallorca, en apenas dos temporadas, se encaramase desde la Tercera División hasta la categoría más importante de la Liga nacional. Casi 60 años después, un éxito semejante volvió a llenar de felicidad y alegría a los aficionados bermellones, cuando la plantilla dirigida por Vicente Moreno logró, en apenas dos años, llevar el equipo de Segunda B a Primera. Como puede comprobarse, la historia tiende a repetirse, y no necesariamente para mal.
Entre medias de estos grandes acontecimientos (los ascensos de 1960 y 2019), la evolución del Real Mallorca como club y como institución está repleta de buenos momentos, otros no tan buenos, y algunos particularmente nefastos. En este último grupo, debemos situar el encierro que protagonizaron los jugadores mallorquinistas a principios de los años 70 para reclamar que la junta directiva les abonase los emolumentos que se les adeudaban. La situación de crisis de la entidad dio la vuelta a España, y a parte del mundo, y llegó a su punto más álgido cuando el Mallorca se convirtió en el primer club de fútbol que sacaba a subasta a sus futbolistas.
MIQUEL CONTESTÍ, EL ÁNGEL SALVADOR
Inmerso en un caos económico e institucional que parecía no tener ningún atisbo de solución, el Mallorca estuvo abocado a la desaparición hasta que emergió una figura clave en la moderna historia de la institución: el abogado llucmajorer Miquel Contestí, quien, para no pocos aficionados, ha sido el mejor presidente de todos cuantos se han situado al frente del club. Y, desde luego, el más longevo, ya que Contestí accedió a su cargo en 1978 y lo ejerció hasta 1992: catorce años que sirvieron para que una entidad literalmente en ruinas (apenas cinco futbolistas formaban parte de la plantilla cuando Contestí se incorporó) despegase, progresivamente, desde las catacumbas de la Tercera División balear para asentarse entre los grandes, con algunas temporadas en Primera dignas de recuerdo y un plantel de jugadores que, en el transcurso de las diversas campañas, incluyó a nombres que forman parte por derecho propio de la leyenda mallorquinista, desde el portero Ezaki Badou hasta el eterno goleador Enrique Magdaleno, sin dejar de lado a los canteranos Gabi Vidal y Miquel Àngel Nadal, autores de los dos goles que sirvieron para ganar un playoff de ascenso al Espanyol.
Precisamente, Nadal se convertiría, tras su traspaso al FC Barcelona, en uno de los futbolistas españoles y europeos más destacados de su época, y, antes de retirarse, tuvo tiempo todavía de regalar al Mallorca una segunda juventud, con actuaciones memorables que le supusieron formar parte de nuevo de las convocatorias de la selección española.
SERRA FERRER, LUCES Y SOMBRAS
A los nombres emblemáticos de la larga etapa de Miquel Contestí, hay que sumar el de Llorenç Serra Ferrer. El técnico de sa Pobla entrenó al Mallorca en varias etapas, unas más exitosas que otras, y tiene en su haber el histórico ascenso de Las Gaunas, a principios de los años 90. Mucho tiempo después, con el club ya convertido en sociedad anónima, Serra Ferrer adquirió una parte sustancial del paquete accionarial, pero su aventura empresarial arrojó muchas más sombras que luces, culminando en un esperpéntico sainete institucional al que contribuyeron también grandemente sus compañeros de travesía, Biel Cerdà y Utz Claassen.
El empresario alemán fue, precisamente, el encargado de dar el relevo a la actual propiedad, encabezada por el magnate norteamericano Robert Sarver, dueño, a su vez, del equipo de baloncesto de la NBA Phoenix Suns. Hace escasas semanas, Sarver, a través del actual presidente y hombre de confianza, Andy Kohlberg, fulminó de su cargo al directivo que había venido capitaneando la nave bermellona durante los últimos cuatro años, el exfutbolista suizo Maheta Molango. En cambio, la estructura actual del club, tanto a nivel jerárquico como deportivo, sigue siendo prácticamente la misma de los recientes tiempos en Segunda B, con Vicente Moreno como máximo responsable técnico.
ASENSIO, CÚPER, ARAGONÉS Y LA ÉPOCA DORADA
De la mano del técnico valenciano, el Real Mallorca busca reverdecer los laureles de la que ha sido, sin duda, su época dorada por excelencia: la que se inició en 1997 con el histórico ascenso a Primera División obtenido en Vallecas, de la mano del entonces presidente, Bartolomé Beltrán, bajo los auspicios del empresario catalán, ya fallecido, Antonio Asensio. El gol de Carlitos Domínguez ante el Rayo Vallecano abrió la etapa del mejor Mallorca de la historia, con 17 temporadas consecutivas e ininterrumpidas en la máxima categoría, la consecución de una Copa del Rey en 2003 con Gregorio Manzano en el banquillo, la disputa de la final de la Recopa de Europa en el estadio de Villa Park, en Birmingham, ante la Lazio, el 27 de mayo de 1999, las sucesivas participaciones en la Champions League, y los lideratos provisionales en Primera División, con goleadas incluidas en santuarios tan inexorables como el Santiago Bernabéu, con aquel 1-5 que catapultó a Samuel Eto’o a los altares del balompié.
En este camino de éxitos, hay dos entrenadores, además del ya citado Gregorio Manzano, a quienes cabe atribuir gran parte del mérito: Héctor Raúl Cúper y el ya desaparecido Luis Aragonés. Y también en los despachos, el Mallorca contó con especialistas como Mateu Alemany a la hora de mover los hilos adecuadamente para consolidar al club en la élite española y europea.
104 años dan para mucho, y éste no es más que un pequeño esbozo, necesariamente incompleto, de todos estos años de sudor, lágrimas y, también, no pocas alegrías.