Escribo estas primeras líneas el día de mi cumpleaños, obviamente es una fecha especial para mí y para mi madre, porque a mi parecer son las madres las que realmente tendrían que ser felicitadas este día por traer una nueva vida al mundo.
También el 20 N es una efeméride doblemente histórica ya que tal día como hoy en 1936 murió Primo de Rivera, Jefe de la Falange Española y en 1975 el Presidente del Gobierno, Arias Navarro comunicó, entre sollozos el fallecimiento del Caudillo: “ Españoles… Franco ha muerto”. Lo recuerdo como si fuera ayer. Por la mañana, al llegar al colegio mi sorpresa fue mayúscula porque al declararse día de luto oficial se habían suspendido las clases. Por la tarde, mis amigos, vecinos y familiares vinieron a casa a festejar mi aniversario y los mayores nos decían que teníamos que cantar bajito y no hacer ruido ni aplaudir al soplar las velas porque en las calles había mucha policía y creerían que celebrábamos el fin de la Dictadura. El temor todavía tardaría en desaparecer.
Después de 41 años, podemos hablar de la perennidad de Franco porque a nivel nacional los falangistas simpatizantes siguen concentrándose en la plaza de Oriente de Madrid para rendirle tributo y permanecen nombres de calles y símbolos de la dictadura franquista. Pero lo más curioso, en mi opinión, es que los jóvenes que no han experimentado a lo largo de su corta vida esta etapa de represión lleguen al extremo de tatuarse en la espalda el escudo del águila imperial.
En cambio, los detractores más reivindicativos critican la actual impunidad fascista. En Palma, la asamblea ciudadana Sa Feixina organizó una “performance” para homenajear a todas las víctimas y simultáneamente, denunciar los crímenes contra la humanidad del crucero Baleares.
En definitiva, de los azules y rojos metafóricos de antaño y los versos de Machado: “entre una España que muere y otra España que bosteza” hemos pasado a la simbología de tatuajes y performances para rememorar la Historia. Aunque paradójicamente esta fecha nos recuerde las muertes del pasado, al tratarse del Día del Niño, para muchos también simboliza la vida, y son estas dualidades las que nos deben guiar a la hora de tomar decisiones que pueden afectar al futuro de la Humanidad.