Los partidos de la oposición van a examinar a una serie de directores generales del Govern que por unas u otras razones han estado últimamente en el ojo del huracán debido a su gestión.
Se trata de que demuestren que están capacitados para el puesto que ocupan, que el sueldo que cobran cada mes está justificado, que saben lo que se traen entre manos en sus departamentos. En definitiva que dominan el área que les ha tocado dirigir.
La oposición, por supuesto, va a ir a degüello e intentará pillar en un renuncio a esos altos cargos, que hasta ahora podían hacer y deshacer a su antojo sin rendir cuentas ante el Parlament aunque sí lo tuvieran que hacer ante sus jefes.
El problema es que por mucho que se demuestre su inutilidad o poca preparación para el cargo, la mayoría absoluta del PP impedirá, si así lo desea, que se les destituya por mucho que el resto de diputados pida su marcha.
