¡Agotamiento mental y autónomos!

Este año ha comenzado movidito en lo que se refiere a lo profesional, tanto en mi caso como en de todo mi entorno. Nos encontramos totalmente colapsados de trabajo, y es curioso con más de tres millones de parados en el país.

Pero la realidad es que gran parte de ese trabajo no es productivo en el momento, sino que está lleno de reuniones que nunca llegan a buen puerto, que se quedan en muchas palabras y pocos resultados, y que producen un gran estrés para todos.

La realidad es que vivimos en un mundo agotador que impide que podamos trabajar correctamente y disfrutar de nuestras vidas.

¡Me río yo de la conciliación familiar!. Pienso que hay mucha teoría al respecto y poca práctica, porque no conozco a un autónomo que pueda conciliar su vida profesional y le vaya bien en la empresa.

Hoy en día, para poder sacar tu empresa hacia adelante, tienes que inventarte largas jornadas desarrollando estrategias comerciales, vendiendo tu producto, realizándolo y, luego, intentando cobrarlo.

Un día, un cliente me preguntó por qué siempre iba a tope, y le expliqué lo siguiente: imagínate que un carpintero comenzara su trabajo teniendo que ir al monte a buscar la mejor madera; luego, tuviera que talar los árboles, transportarlos hasta su taller, preparar la madera, realizar el diseño de lo que quiere realizar, por ejemplo, una mesa, realizar la misma, buscar clientes que quisieran comprarla, intentar vendérsela y, finalmente, intentar cobrarla y que no le paguen a 60 o 90 días.

Después, debería realizarse sus propias facturas y, con suerte, pasárselas a un contable, si es que él no se realiza la contabilidad, pagar a los proveedores, etc…

Pues bien, ese es el trabajo de muchos de los autónomos que estamos en España hoy en día. Somos 'multi tareas', hombres y mujeres orquesta que nos hemos acostumbrado a hacerlo todo.

Y esa es la razón por la que siempre vamos estresados, por no añadir que el trabajo que hace 20 años cobrábamos a unos buenos precios, no se han podido subir ni un céntimo, y la vida se ha encarecido de tal forma que, al cerrar el mes, no nos llega ni para pagar la cuota de autónomos, esa que nos dicen que, sin problemas, podremos pagar.

Nos hemos vuelto esclavos modernos. Evidentemente no estamos picando piedra, como se hacía antaño, pero la presión psicológica, con los móviles que no dejan de sonar y los mails que llegan sin parar, hace que nos sintamos totalmente colapsados emocionalmente.

Al final del día, todos tenemos la sensación de no querer hacer nada más que dormir, descansar y relajarnos, viendo películas tontas o programas basura que nos hagan desconectar un poco para no tener que pensar en nada de nada.

Vivimos totalmente agotados, como zombis, sin tiempo para nada, ni para nadie, y sin ganas de hacer nada más que descansar.

Este ritmo tendrá que parar en algún momento, porque todo esto solo nos lleva a padecer una depresión de caballo, un gran desequilibrio emocional y pocas ganas de seguir hacia adelante.

Tenemos que aprender a parar un poco para no acabar con burnout, o síndrome del trabajador quemado, que haga que cualquier oficio que nos parecía divertido y con el que disfrutábamos, termine haciendo que nos quememos y odiemos nuestros trabajos.

Empecemos a rentabilizar nuestro tiempo, acortando reuniones, haciéndolas on line, con un máximo de 45 minutos, en lugar de presenciales, rentabilizando trabajos que no llevan a nada y utilizando la tecnología en post de nuestro beneficio, no al contrario.

Hagamos rentable nuestro día a día y nuestra vida, porque, de lo contrario, seguirán aumentando los suicidios, las depresiones, la toma de medicamentos para dormir, antidepresivos… y enfermando el mundo en el que vivimos.

Intentemos poner fin a esta locura que solo entre todos podemos parar.

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