A MI NO ME BASTA CON QUE PIDAN PERDON.
1. A los efectos de la presente Convención, se entenderá por el término "tortura" todo acto por el cual se inflija intencionadamente a una persona dolores o sufrimientos graves, ya sean físicos o mentales, con el fin de obtener de ella o de un tercero información o una confesión, de castigarla por un acto que haya cometido, o se sospeche que ha cometido, o de intimidar o coaccionar a esa persona o a otras, o por cualquier razón basada en cualquier tipo de discriminación, cuando dichos dolores o sufrimientos sean infligidos por un funcionario público u otra persona en el ejercicio de funciones públicas, a instigación suya, o con su consentimiento o aquiescencia. No se considerarán torturas los dolores o sufrimientos que sean consecuencia únicamente de sanciones legítimas, o que sean inherentes o incidentales a éstas.
El texto que antecede es el artículo 1.1 del Convenio de la ONU contra la tortura.
Si leemos detenidamente el párrafo que antecede y vamos poniendo caras a medida que lo leamos nos iremos dando cuenta que lo que dice dicho precepto se parece muy mucho al relato que hizo hace casi una semana un Fiscal, entre sollozos, y de manera brillante en una Sala de Justicia en nuestra tranquila Palma. Dicho Fiscal Herráez tenía a su siniestra (que apropiado) un compañero de oficio que estampó su firma en alguna que otra solicitud de prisión que el devenir del tiempo ha acreditado que tal petición era injusta e injustificable. Hay estaba impertérrito, como si no fuese con él, un acto de cinismo insuperable.
España, Baleares, Palma es un estado fallido en cuanto a derechos humanos. Saben, les cuento una intimidad, me produjo un efecto parecido las intervenciones de varios acusados en el trámite de la última palabra que lo que sentí en mi visita a Auschwitz. (Sé que no es comparable y pueden pensar que exagerado o demagógico, pero les hablo de un sentimiento íntimo mío no de una comparación de hechos) Lo que contaron esos ciudadanos, da igual que fueran policías o no, era desgarrador y hacía que a cualquier persona que goce de un mínimo de sensibilidad se le saltaran las lágrimas y se emocionase.
Se quedó corto, en mi humilde entender, a pesar de su valentía del relato el Fiscal Herráez, no estamos hablando de un gran fracaso de la Justicia; estamos hablando del ejercicio de la tortura desde la Administración Justicia. Un Juez de Instrucción, así se lo dijo el Juez Castro al Presidente Soler a mediados de los 90, es una persona de poder. El poder que acumula un Juez de Instrucción en manos diabólicas o dejémoslo en inadecuadas, como hemos visto, puede degenerar en torturas (presuntamente). El Convenio aprobado por la Asamblea General de las Naciones Unidas de 10 de diciembre de 1984, en su artículo primero, reproducido con anterioridad, nos habla de un funcionario público, de adoptar medidas, evidentemente injustas, para obtener información y que produzcan intencionadamente sufrimientos graves mentales, veo en las palabras del Señor Herráez una confesión del Estado Español, en toda regla.
No pretendo defender a los absueltos, a ninguno de los que se sentaron en el banquillo de los acusados, lugar en el que no debieron estar ni un segundo pues la pena de telediario ya les pasó factura, pues ya están absueltos; en mi ánimo está intentar, poner mi grano de arena, para que no ocurra nunca más. Son celebres los versos de Niemöller respecto del nazismo, tengo hijos, tengo familia, tengo amigos y compañeros de trabajo, los quiero a todos ellos y lo que les pasó a los policías y a los otros detenidos y encarcelados, fue tan arbitrario que nos pudo ocurrir a cualquiera de nosotros. Las democracias se basan en la seguridad jurídica y en estas actuaciones ha brillado por su ausencia.
Por eso pienso que no basta con que mi pidan perdón. Los de cultura y práctica católica somos muy dados a que las cosas con una petición de perdón se resuelven, pero hay veces que eso no basta; muy probablemente algunos, o muchos, de los acusados tendrán secuelas, temporales o permanentes, insomnio, pesadillas, angustia, terror, miedo, crisis de ansiedad, literalmente les han arruinado la vida.
A mí no me basta con que pidan perdón porque esa es la garantía, esperemos que mínima, de que no vuelva a ocurrir. Tiene que responder, como la Justicia determine, aquellos que firmaron Autos de prisión, quienes pidieron esos Autos y quienes sistemáticamente los confirmaban a través de la desestimación de los recursos de apelación contra decisiones arbitrarias. Quienes teniendo información secreta jaleaban a los instructores y en un perverso e indecente ejercicio del derecho a la información daban veracidad a lo que se instruía a sabiendas que era falso, debe responder cualquier persona que sin haber metido las sucias manos en la causa tenía cuando menos una responsabilidad in vigilando e interesándose de cuanto ocurría en su casa.
El Fiscal, en trámite de conclusiones, aseveró que han fallado los controles, estoy completamente de acuerdo. Entonces busquemos la verdad de lo ocurrido, investiguemos y exijamos responsabilidades a quien le alcance, no dejemos que caiga en el olvido y que quien es responsable de alguna actuación ilícita se vaya de rositas.El Fiscal, en trámite de conclusiones, aseveró que han fallado los controles, estoy completamente de acuerdo. Entonces busquemos la verdad de lo ocurrido, investiguemos y exijamos responsabilidades a quien le alcance, no dejemos que caiga en el olvido y que quien es responsable de alguna actuación ilícita se vaya de rositas.
Algunos pueden pensar que cuando hablo de torturas estoy exagerando, desbarrando, respeto, como no, su legítima opinión. Los Gobiernos de la democracia nacida tras la transición han puesto mucho empeño, el actual ha publicado una Ley ad hoc para perseguir delitos durante la dictadura, cuando no se cumplían los derechos humanos; no me considero fan del gobierno central pero si hacemos eso con el pasado ¿que no vamos hacer con el presente?
La democracia se pelea día a día, por todos, desde el lugar que en la vida nos ha correspondido, pues si se hacen excepciones y se intenta cubrir con un velo, tupido o no, un incumplimiento grave de los derechos humanos y fundamentales pagaremos todos por ello. Todos, en el ámbito personal podemos tener misericordia por quien queramos, pero en el ámbito social y, especialmente en el mundo del derecho, se debe ser esencialmente riguroso, exquisito.
A los políticos que pusieron a sus policías a los pies de los caballos tampoco me basta que pidan perdón. Esos hombres trabajan para que los ciudadanos podamos ser libres y no merecen que se les abandone como así se hizo; esos políticos que no defendieron a los suyos espero que no olviden que, al menos de manera intelectual participaron en una tortura, pues siendo inocentes fueron a prisión por una confabulación, y todos tenían/tienen familia, padres, parejas, hijos pequeños a los que había que explicar la nueva situación familiar. Todos ellos, individualmente vivieron un drama que no se repara con dinero.
Para terminar unas palabras de agradecimiento a dos personas, el primero a una persona que tuvo la generosidad de permitir que le defendiera en este famoso caso. El, solo buscaba hacer el bien, y en cierta medida también fue torturado. Afortunadamente conseguimos que los delirios del que era Fiscal Subirán se apaciguaran y obtuvimos un archivo para él. No había hecho nada malo, solo sabe hacer el bien.
Mi segundo agradecimiento es para un Abogado del que cada día aprendo, por su perseverancia en la defensa de los más débiles, por la defensa de la abogacía como elemento esencial de la libertad en un estado de derecho, aprendo de su bonhomía y de su rectitud moral. Es un hombre de principios aunque él le quite importancia y viva con la máxima normalidad esa grandeza.
Solo unas palabras más pues no soy capaz de entender como unos juristas con experiencia y unos policías experimentados pueden haber hecho todo de lo que se les acusa en los escritos de calificación provisional, si lo hicieron, al menos ellos tendrán las garantías constitucionales que negaron a otros, presuntamente.