Los Reyes Magos dejen regalos a los niños buenos y castigan con algunos pedruscos de carbón a aquellos que se han portado mal. No sé si vienen de oriente, occidente, el septentrión o el mediodía, pero existen. Han dado pruebas de ello al dejar tanto al Mallorca como al Atlético Baleares sin premio alguno ante la evidencia de sus propios errores, su pésima planificación y su reincidencia en los mismos.
El Peralada, inscrito en la categoría por vía administrativa, puso en ridículo a los de Vicente Moreno, aunque para eso se bastan solos, empezando por su consejero delegado que presumía en Marca de haber inventado el negocio con la “kiss cam”, “la transmisión de partidos por streaming” y “la venta de bonos para departir con el entrenador después de los partidos”. Al mismo tiempo la plantilla que ha diseñado junto a algunos colaboradores inútiles, era incapaz de marcar un solo gol en Son Moix a uno de los candidatos al descenso o, peor aún, merecedor de haber sido derrotado después de que el modesto visitante estrellara dos remates en el palo.
Sí, que siga viviendo del liderato permanente, de records de imbatibilidad y de grandezas futuras, mientras los rivales recortan distancias y el presente expone miserias.
No es necesario cambiar muchos puntos y comas para hablar del inquilino de Son Malferit. En Villarreal recibió el mismo jarabe de siempre. Año nuevo, derrota vieja. Otros resultados le mantienen en la frontera de las posiciones de descenso. Dirán que hay que darle tiempo al nuevo entrenador –¿qué hay de nuevo?- y confianza a los refuerzos invernales. Evidente. Pero no olvidemos que salió como aspirante, aunque fuera utópico, al play off de ascenso y tendrá que pasarlas canutas para no volver a tercera división. De eso es de lo que hay que hablar y no fiar la temporada a un buen resultado en el cercano derby de vuelta contra un eterno rival que ni es rival, ni eterno.
