El mantra del Govern allá por junio, cuando tomó posesión, era hacer auditorías. Lo iban a auditar todo: el propio Govern, las empresas públicas, los organismos vinculados, los entes autónomos, todo. ¿Qué van a hacer en esto? “No lo sabemos porque queremos tener las auditorías para tomar decisiones”. Aquellos documentos nos iban a revelar el estado de las cuentas y, después, podríamos actuar. Los ciudadanos, tras años de oscurantismo, sabríamos la verdad, que buena falta nos hacía. Todas las preguntas que los periodistas formulaban tenían una única respuesta: “Eso lo sabremos cuando acaben las auditorías y tengamos toda la información”. En aquel momento yo dudaba de la necesidad de hacer tanta auditoría. Pensaba que bastaba con preguntar al responsable de las áreas cómo están los números porque, me parece básico que alguien sepa exactamente cómo van las cosas. Pero bien, dejemos que se hagan auditorías. ¿Qué se tarda en auditar una organización? Depende de la dimensión de las áreas, pero normalmente una auditora dice tardar dos semanas en una empresa normal. Pongamos un mes, para garantizar la solvencia y evitar el estrés que no es buen compañero. Pues bien: llevamos tres meses de Govern y no ha aparecido ni una sola auditoría. Ni siquiera un informe previo parcial que los auditores suelen entregar al cliente para que este pueda ir tomando decisiones. Es como si aquello nunca se hubiera dicho. Ni una palabra más. Intento hacer un análisis de por qué esta ocurriendo esto y sólo se me ocurre un puñado de razones, a saber. Primero, nunca se encargó auditoría alguna, pese a los anuncios. Segunda, el Govern no es capaz de hacer auditorías en tres meses, ni siquiera la de alguna de esas fundaciones en las que sólo se pagaban sueldos. Tercero, se han ido de vacaciones en verano y los encargados vuelven en octubre. Cuarto: las auditorías están acabadas, pero no las quieren hacer públicas porque los ciudadanos no estamos preparados; quinto, se han hecho, pero nadie se ha vuelto a acordar del encargo o, sexto, lo peor, lo increíble: el auditor ha visto cómo están las cosas y se ha largado de la isla, sabedor de que no cobrará jamás. En cualquier caso, ¿podríamos tener una explicación? Más que nada para no pensar que hemos cambiado de Gobierno pero no de oscurantistas.
