Entre tanta consulta popular, misiles al Pacífico y riadas, tenemos la suerte de ver iniciativas que consiguen sacarnos una sonrisa de la boca. Esta semana, el premio simpatía es para el encuentro “a la fresca de Santa Catalina” organizado para el jueves día 21 de septiembre a las 19h. en la calle de la Barrera d’Abaix y que tiene por objetivo congregar a vecinos y otros ciudadanos que gusten de revivir esta tradición tan atávica mallorquina como es el de pasar un buen rato sentado en una silla en la acera de casa tomando el fresco y conversando. Este evento nace a raíz de las protestas de una ciudadana en relación a la ocupación de la vía pública por parte de unos vecinos que, en una tarde de verano, estaban sentados en una silla frente a casa, como se ha hecho durante décadas en Mallorca.
A todos los que nos sentimos apenados de ver como ya casi no se observa ni en Ciutat ni en los pueblos a personas “prenent la fresca”, nos parece fantástico que hay quienes, de una manera tan positiva y cercana reivindiquen nuestras tradiciones frente a una modernidad tan a menudo mal interpretada por quienes sólo tienen en la boca la palabra “mis derechos”.
Porque… en el fondo, el “prendre la fresca” es por supuesto una muestra del carácter mallorquín. Estar sentado frente al portal de casa, en una cómoda silla, en el ocaso del día, además de suponer un ahorro de energía (y de dinero, claro) considerable, fomenta las relaciones sociales entre vecinos. En la sociedad del Smarphone y del no conocer a los vecinos de escalera, eso puede sonar a quimera de pueblo, pero en el fondo es un tema de salud social.
Poco a poco, se han ido construyendo espacios en los que es imposible o inoperante estar sentados a la fresca, y eso, en el fondo, significa una desnaturalización de la sociedad, una alienación de las personas para con su entorno. Y, sin embargo, la base de la tantas y tantas disciplinas (Filosofía y Ética, Derecho, Ciencias Políticas, Sociología…) es que el hombre es un “ser social”, un ser que necesita de las relaciones con las otras personas para que su personalidad sea desarrollada conforme a su naturaleza. ¡Qué lástima que poco a poco todo eso se vaya perdiendo!