Las ideas que expuso este lunes la presidenta del PP balear y candidata al Govern en dicho foro buscan, muy posiblemente, resituar a esta formación en el centro político, con permiso del PI. De ahí que esta mañana haya reiterado el carácter "liberal y reformista" de su partido, con permiso de Cs. Todo ello, sin renunciar a recuperar al posible votante conservador, con permiso de Vox, o a captar al posible simpatizante socialdemócrata desengañado, con permiso de Francina Armengol.
De algún modo, Marga Prohens parece haber interiorizado desde hace ya algún tiempo que, como dice uno de nuestros refranes más fluviales y certeros, "a río revuelto, ganancia de pescadores", aunque aquí no tengamos ningún río, con permiso de Sa Riera.
Lo que sí tenemos ahora, y además en prácticamente todas las candidaturas, son personas que han aceptado formar parte de tal o cual lista electoral como independientes para los comicios del próximo 28 de mayo. Así ha ocurrido también en el caso de los populares isleños, con las incorporaciones de Alejandro Sáenz de San Pedro y de Cristina Gil en la lista al Parlament.
De hecho, en las últimas semanas yo mismo estuve pegado al teléfono móvil por si recibía alguna llamada de algún partido que me quisiera fichar, pero esa posible llamada finalmente no se produjo. En realidad, llevo esperándola ya desde hace más de veinte años.
Para serles del todo sincero, he de reconocer que en esta ocasión estuve sobre todo pendiente de una hipotética llamada de la líder regional que ahora mismo yo considero más cauta y moderada dentro y fuera de las Islas. Quizás convenga aclarar aquí que no me estoy refiriendo ni a Francina Armengol ni a Antònia Jover, pero tampoco a Isabel Díaz Ayuso, cuyas virtudes sin duda son otras.
Mi originaria confianza en la posibilidad de recibir alguna señal de Marga Prohens -efectivamente, es ella- se basaba en que había varias circunstancias personales que a priori jugaban a mi favor. La primera de esas circunstancias era que mis amigos me definen siempre como una persona de extremo centro, algo que yo siempre he pensado que en principio deben de decirme más como un elogio que como un reproche.
A esa circunstancia habría que añadir también que soy un reconocido y notorio cirerista, que fui profesor de Filosofía de Sandra Fernández en el Colegio San Agustín, que hace unos años entrevisté a Alberto Núñez Feijóo para este digital o que sigo siendo un marianista convencido. Bueno, quizás esta última circunstancia no juegue precisamente ahora a mi favor. Pero, sea como sea, lo cierto es que Marga no me llamó.
Tendré que esperar a ver si me llama tras el 28-M, cuando se sepa ya si será o no la nueva presidenta autonómica, algo que uno de los asistentes a la charla de este mediodía dio por "seguro". Esa certeza debían de tenerla también el resto de asistentes, pues justo en ese momento prorrumpieron en un sonoro y continuado aplauso, que se repitió en otros momentos de la alocución de Prohens. Si hubiera habido un aplausómetro en la sala, seguramente no habría dado abasto.
Una de las cosas que probablemente más llamó la atención de la dilatada y pormenorizada exposición de Prohens fue el tono general utilizado, centrado más en proponer que en criticar, más en intentar ilusionar a la ciudadanía que en atacar al Pacte, como así reconoció durante el debate posterior el editor de este digital, Antoni Martorell.
El tono no cambió cuando Martorell le preguntó, por ejemplo, por la posible inoportunidad de su reciente comida con José María Rodríguez, algo que rechazó, o por una eventual entrada de Vox en un Ejecutivo presidido por ella, algo que descartó. Es cierto que unos minutos antes Prohens había dicho que cree con convicción "en la economía verde", pero yo entendí que se refería a la sostenibilidad y no al color del partido de Santiago Abascal.
Añadan a ello que Prohens se comprometió, además, a eliminar o reducir impuestos si llega al Govern, así como también a dialogar, respetar y regular con mesura en lugar de prohibir o limitar en exceso. "Hemos de gestionar el éxito", recalcó, en una frase en la que, por un instante, incluso creí ver un -tímido- elogio a la presidenta Armengol.
El buen talante de la candidata popular me recordó al de José Luis Rodríguez Zapatero -con perdón- cuando era presidente del Gobierno. Ese talante lo pudimos constatar tanto al inicio como al final de la alocución de Prohens de este lunes, por ejemplo cuando afirmó que "es maravilloso que nos podamos dedicar a hacer felices a los demás", en relación al turismo, o cuando repasó su trayectoria en el PP desde su etapa en Nuevas Generaciones hasta ahora mismo, para apostillar: "La política aún me emociona".
Por lo demás, a lo mejor Prohens pensaba en mí y en alguna otra posible persona más cuando casi al final de la charla recalcó que "seguramente las listas han sorprendido a algunos". No diré yo que no, pero también es verdad que aún me queda la remota esperanza de que quizás me llame, como extremocentrista independiente, para las elecciones generales del próximo mes de diciembre.