Ziggy ya flota entre las estrellas

“Aquí el mayor Tom a control de tierra, estoy saliendo por la escotilla, y estoy flotando del modo más extraño, y las estrellas se ven hoy muy diferentes”. Para el adolescente aficionado impenitente a la ciencia-ficción que era yo en julio de 1969, Space Oddity de David Bowie, publicada en single en julio de 1969, fue como un meteoro deslumbrante. Acababa de finalizar los exámenes de primero de Medicina y estaba siguiendo con todo detalle los preparativos del lanzamiento del Apolo 11, que había de situar a dos astronautas, Armgstron y Aldrin, sobre la superficie de la Luna, la primera vez que unos seres humanos pisaban un cuerpo celeste distinto de La Tierra.

Desde aquel momento Bowie se convirtió en parte de mi imaginario musical, junto a otro visionario, Syd Barrett de Pink Floyd, que, por desgracia, en seguida se ausentó mentalmente de este mundo y nos dejó huérfanos de su música. Después del álbum de Space Oddity, cuyo título original era solo el epónimo “David Bowie”, éste publicó otros dos, de gran calidad, antes de su auténtica obra maestra: “The rise and fall of Ziggy Stardust and the spiders of Mars”, en la que creó un personaje, Ziggy, que era un músico de rock qua hacía de mensajero en la Tierra de unos extraterrestres. Bowie adoptó en escena la personalidad de Ziggy, hasta considerarlo un auténtico “alter ego” suyo.

De hecho, la adopción de distintos personajes, que se extendía más allá del escenario hasta su propia vida, creando en ocasiones cierta confusión en el propio Bowie, fue una característica de su carrera artística, así como también el ir evolucionando en su música, adaptándose a las nuevas tendencias que iban surgiendo en el panorama internacional. A mediados de los 70 creó otro de sus más célebres personajes, el Duque Blanco (en inglés “the Thin White Duke”).

Personalmente, reconozco que el Bowie de los 80 y los 90 y primeros 2000 me interesó poco, pero, después de diez años de silencio discográfico, volvió en 2013 con el magnífico The Next Day y hace apenas diez días, coincidiendo con su sexagésimo noveno aniversario y solo dos antes de su muerte publicó Black Star, un conmovedor testamento artístico, con el inquietante y sobrecogedor videoclip de la canción Lazarus, donde aparece en la cama de lo que parece una habitación desolada de un sanatorio, cegado con los ojos vendados por una especie de mortaja, con dos botones como falsos ojos, acompañado por una extraña joven con cola y dos sujetos que exhiben movimientos espasmódicos y acaba con una a modo de crucifixión.

Con Bowie desaparece uno de los más importantes referentes musicales de varias generaciones. En los últimos tiempos han ido muriendo, entre otros, Lou Reed, Ray Manzarek, Joe Cocker, Jack Bruce, Johnny Winter, Pete Seeger y B.B.King. Casi todos ellos iniciaron sus carreras en los 60 y 70 y dejan un vacío que nadie parece en disposición de ocupar. La evolución de la música popular, que ha ido paralela a la revolución tecnológica que han significado internet y los nuevos soportes y sistemas de acceso a las creaciones musicales, ha supuesto un fenómeno de dispersión y microseguimiento de los músicos. Solo en el ámbito de la musiquilla para adolescentes aparecen hoy en día fenómenos de masas, que, por su propia naturaleza efímera, no se consolidan como referentes generacionales.

David Bowie ya no está entre nosotros, Ziggy ya flota entre las estrellas. Su recuerdo y su música no nos dejarán nunca.

Suscríbase aquí gratis a nuestro boletín diario. Síganos en X, Facebook, Instagram y TikTok.
Toda la actualidad de Mallorca en mallorcadiario.com.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Más Noticias