Ya sé que no se estila

A riesgo de que el lector me tilde de antiguo, diré que yo soy de los que prefieren pedir las cosas por favor y dar las gracias después. Soy de los de dejar pasar a las señoras primero. Y hasta a los señores si se tarcia. Soy de ceder mi sitio en el transporte público a las personas mayores y de dirigirme a la gente con educación.

Y con una sonrisa. Soy de blazer con pañuelo en el bolsillo, de gemelos y de corbata cuando la situación lo requiere. Soy de hablar de usted a mi interlocutor si por edad o por posición entiendo que hay que hacerlo.  Soy de ir adecuadamente vestido a cada situación que se me presenta y de ser cortés especialmente con aquellas personas con las que me cruzo cada día y no conozco.

No se estila. Ya sé que no se estila, les diré citando a la Gran Dama de la canción española María Dolores Pradera. No se lleva ser educado, ni dar las gracias, ni ceder el paso, ni vestir con un mínimo de decoro.  Obviaré los modales de los niños y adolescentes muchos de los cuales son auténticos cafres maleducados fruto de un sistema educativo que permite, por ejemplo, que haya profesores que impartan doctrina -nunca mejor dicho- ataviados como pordioseros. Profesores desaliñados con pinta de no haberse dado una ducha en un mes que además fomentan que los chavales les tuteen y les hablen como a un coleguita más.

Llámeme antiguo, trasnochado y caduco, pero a un hijo mío no le daría clases un profesor con apariencia y modos de guitarrista de banda punk setentera.

Tampoco un clon de el Robe, el alma mater de la banda de rock Extremoduro. Cuando sea lo suficiente maduro que descubra la poesía marginal de este músico politoxicómano. A mi me gusta. Mientras tanto lo que necesita para aprender a desenvolverse y tener éxito en la sociedad en la que nos tocó vivir, que le de clases un docente con buenas maneras, correctamente vestido y a ser posible, apolítico. Que lo de la politización de parte de nuestro profesorado y de sus enseñanzas es otro asunto que merece otro artículo.

Las instituciones educativas y nuestros jóvenes merecen un respeto.

Me dejan perplejo las formas que algunos nuevos políticos han traído a las instituciones. Muy comentadas y ampliamente criticadas han sido las camisetas, chanclas, pantalones cortos y hasta bañadores de algunos de los asistentes a los importantes actos celebrados estos días post electorales. Poco adecuado es para un ciudadano de a pie el presentarse, por ejemplo, en el Parlament vestido a lo Pepito Piscinas. Pero más grave es que lo haga siendo diputado autonómico. Nuestras instituciones merecen un respeto y un mínimo de decoro. Y los bedeles y personal de la cámara autonómica, siempre impecables, también. Se puede hacer política y ser correcto en las formas. No es incompatible. Las chanclas, los bañadores y hasta la camiseta de Iron Maiden me parecen prendas muy dignas. Yo las uso. Pero siempre en su contexto social adecuado.

No se estila. Ya se que no se estila.