TOMÀS IBARZ. No está en mi ánimo discutir de los miembros del Consell de Govern ni su preparación, ni su capacidad de trabajo, ni su dedicación, ni su conocimiento del área que les han pedido que gestionen. Esta vez, la cosa no va por ahí.
No es la primera vez que le doy vueltas desde esta columna a los hombres (¿y mujeres?) elegidos por José Ramón Bauzá para sacarnos de la crisis. Un amigo (que sigue metido en política) me ha hecho esta semana una reflexión que me ha parecido muy interesante. Se trata de observar si nuestros consellers han tocado alguna vez con la mano el mundo de la empresa.
No es obligatorio que los consellers hayan sido alguna vez o sindicalistas o empresarios, o delanteros o defensas, o buzos o aviadores. No va por ahí, pero no me dirán ustedes que, visto lo mucho que se reclama iniciativa al sector privado y lo poco que se le ayuda en la práctica, no irían mal uno o varios consellers que se sepan de memoria realidades tan elementales como ¿Qué cuesta en total un camarero cada mes (sueldo, seguridad social, irpf, pagas)?, ¿Qué día se liquida el IRPF?, ¿Cada cuánto se paga el IVA?, ¿Se puede aplazar alguno de los pagos con Hacienda?, ¿Cuántas empresas hay en Baleares que se conforman con no perder dinero?, ¿Qué estrategias hay para entender a los sindicatos?.
Vamos, preguntas que cualquier pequeño, mediano o gran empresario pueden responder de carrerilla.
Seguro que me gano alguna crítica por pedir uno o varios consellers que hayan tocado la realidad de la calle más allá de la universidad, la farmacia, ASAJA, el laboratorio o los impuestos pagados de tanto recibir herencias familiares.