Miles de jóvenes se manifestaron ayer contra el pacto del Euro, por el que España entró en la moneda única. Ninguno de ellos sabe contra qué protesta, pero sí conoce las consecuencias. Pero, lamentablemente, esta manifestación carece de base porque en este tema, como en pocos otros, los españoles fuimos consultados en referéndum y abrumadoramente dijimos que sí. Es cierto que es un referéndum posterior a la entrada en el euro y que, gracias a Francia y Holanda fracasó, pero nosotros fuimos todos contentos a votar que en Europa decidieran por nosotros. Y no votamos ligeramente en favor, sino masivamente, a lo bruto. Estaba Zapatero en el Gobierno cuando iba a entrar en vigor la nueva Constitución europea y los españoles, siguiendo algunas consignas publicitarias alucinantes, fuimos masivamente a votar sí a un proyecto que aún no había votado nadie en Europa. Después vendría el referéndum en Francia, perdido y en Holanda, igualmente perdido, que descarrilaron todo. Pero, es interesante recordarlo, nosotros sí votamos alegremente ceder todos los poderes de nuestra economía a Europa. Nosotros sí aceptamos que ellos decidieran por nosotros. Había un anuncio que decía: “los que saben nos dicen que votemos sí”, en una muestra dramática de que no somos nada, de que no nos respetan y tienen razón. Al final, el respeto como pueblo también se gana. Y España, nadie sabe bien por qué, tiene un nivel de formación tan bajo que es manipulable. Un pueblo manipulable es candidato a que le engañen. Ahora nos podemos quejar, pero nosotros votamos cederle toda nuestra soberanía a Europa, a no se sabe bien quién, para que haga no se sabe bien qué.
