Votemos con perspectiva de familia
domingo 20 de diciembre de 2015, 01:15h
Ante las elecciones de hoy , el abandono en el que hoy se encuentra sumida la familia en Baleares y España y las políticas que serán
necesarias para hacer frente a un futuro que se avecina incierto para toda la sociedad si no se ponen los medios para potenciar a la familia
y su entorno es motivo suficiente para aproximarse al colegio electoral y ejercer el derecho democrático de votar.
Promover familias estables y comprometidas con la educación de sus hijos y la atención a sus mayores y protegerlas significa menor
delincuencia, disminución de los comportamientos antisociales, menos fracaso escolar, mejor salud psíquica, reducción de la
pobreza - especialmente la infantil- y reducción del gasto público asociado a la crisis de la familia que se podría trasvasar a
políticas activas de protección a la familia deberían ser motivo suficiente para ir a votar.
La desestructuración de las familias, con el debilitamiento de los vínculos entre los miembros de la pareja y los
intergeneracionales, crea problemas sociales innumerables con alto coste a ser asumido por la sociedad.
Cuanto más fuertes sean las familias, más sana será la sociedad porque es en el hogar donde primero se aprende el
comportamiento social y la familia es la institución educativa más importante y donde se recibe la mayoría de los cuidados
asistenciales.
Los países más avanzados de Europa están asistiendo a un proceso imparable de interés por la familia. Movidos en
muchos casos más por la necesidad perentoria que por un proyecto político inicial, países como Alemania, Francia, Suecia, Gran Bretaña
o Italia ya han puesto la proa en dirección al puerto seguro de la protección de la familia.
Desde Bruselas se avisa que la bomba demográfica provocada por el descuido de la familia tiene que ser desactivada mediante políticas
adaptadas a los tiempos pero rotundas en su objetivo de fomentar la natalidad eliminando obstáculos a las familias.
El 98% de la población española vive en familia siendo el medio básico de orden afectivo, educativo, económico y social, donde
los ciudadanos nacen y perciben por primera vez no sólo que son sujetos de derechos, sino también de deberes ineludibles para con
los demás: los hijos aprenden a convivir y a respetar a quienes les rodean, y se enseña el valor del cuidado a los pequeños, los
jóvenes, los enfermos, los ancianos y los minusválidos.
La familia debe estar respaldada en su tarea de tener hijos y de ayudarles a transformarse en ciudadanos responsables. Esto
exige del Estado -de las diferentes Administraciones, debidamente coordinadas entre sí- la definición de una política pública con
perspectiva de familia. Esta política con perspectiva de familia debe apoyar a la familia como un bien en sí mismo y
no solo con políticas sociales de lucha contra la pobreza o de apoyo a los miembros de la familia individualmente considerados.
Ha llegado la hora de que los partidos políticos españoles se comprometan a realizar verdaderas políticas globales con
perspectiva de familia e incorporarlas a sus programas de gobierno y de que los ciudadanos votemos responsablemente ante dichas
propuestas.