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Votarlos, vetarlos o botarlos. He ahí la cuestión

jueves 18 de mayo de 2023, 05:00h

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He ahí el dilema de muchos españoles en un escenario donde, como en un bazar persa, todo se vende y se compra. Los políticos andan desatados en plena bulimia-anorexia preelectoral. No me digan que no se regodea un poquito al verlos - ya era hora- estresados y miedosos. Estoy seguro de que más de uno tiene diarreas psicosomáticas, taquicardias, dispepsia, alergias, insomnios, prurito o congestión nasal. Más de uno abusara del propanolol o de los trankimacines.

Si no votamos es imposible que vetemos y menos aún que los botemos, o no. Hay muchos escenarios: uno puede votar y no vetar y no botar. Pero también se puede votar y vetar y no botarlos.

Pero todavía nos queda que del voto pasemos al veto y de ahí a botarlos. Cada día está más claro que será nuestro sistema límbico emocional, y no el olimpo frontal que regula la racionalidad, el que decida una de las tres alternativas. De ahí que las estrategias políticas que utilizan los políticos para convencernos sean generarnos expectativas incentivadoras, que se rigen más por el principio del placer que por el de realidad. Sus relatos propagandísticos se fundamentan en las promesas futuras que disparan nuestra dopamina. La evidencia y los hechos pasados pasan a un segundo plano.

¡Ah! Y, por otra parte, están nuestras creencias, que, según F. Ramsey, son los "mapas por los que nos dirigimos" y que funcionan para brindarnos información precisa que podemos usar para navegar por el mundo. Nuestros esquemas o mapas mentales tienen un potente anclaje afectivo y emocional, lo que explicaría que en muchos de nosotros están tan radicalmente desalineados con la realidad, lo que hace que nos creamos ingenuamente las promesas que los políticos convertidos en mercaderes lanzan profusamente.

El cinismo político sostiene, con razón, que las promesas solo comprometen a los que se las creen. Todos tenemos sesgos ideológicos a los que nos apegamos dogmáticamente. Nuestros autoengaños hacen que nos cueste penalizar a nuestro grupo o partido, a pesar de que las decisiones erróneas tomadas de forma recurrente nos compliquen la vida, vayan contra nuestros valores más sólidos y firmes o hayamos sido observadores de comportamientos de los seudolideres que rayan la psicopatía.

Todos los candidatos están inflando sus cualidades positivas, minimizando las negativas, en un intento de enmarcarnos un futuro pleno de optimismo y felicidad. Todo esto aderezado con mensajes constantes en los que se demoniza y se justifica la falta de respeto o desconsideración a los partidos rivales.

Es pertinente volver a citar al prestigioso grupoanalista vasco, el doctor Ayerra: "Los falsos líderes incurren en impotencia interna, recubierta de prepotencia externa y megalomanía, con la que nos recrean de forma cotidiana, en la confianza de que un ambiente de confusión y miedo será suficiente garantía de credibilidad del engaño. Véase si no el esperpéntico espectáculo que nos ofrecen diariamente estos seudolíderes, convertidos en pequeños rateros onmipotentes y mentirosos”.

Yo, a mis amigos de distinta ideología política -no olviden que la tolerancia es la armonía en la diferencia- que consumen realidad, que tienen pensamiento crítico y que no les han gustado muchos hechos protagonizados por su partido que gobierna, les suelo argumentar que a mí quien me preocupa y quien me puede alargar la vida son los políticos que están en el poder, no los que están en la oposición.

Les recuerdo la cita bíblica “por sus hechos los conoceréis”. La alternancia política es sana y proporciona una buena dosis de humildad a los políticos narcisistas y mitómanos que okupan el poder. No nos merecemos que nos mientan de forma compulsiva, ni nos podemos permitir una actitud nihilista ni pasota. No todo vale. Más que nunca hay que ser ciudadanos vigilantes y con sana autoestima, luchando por una buena salud democrática. No nos queda más remedio que utilizar sobredosis de civilizina democratica ante tanto político de-sustanciado y ombligopata.

La invisibilidad es el justo castigo que merecen y que podemos darles.

A mí estos líderes actuales carentes de madurez me recuerdan a los míticos y legendarios pájaros Oozlum de la América latina. Oozlum era un fabuloso pájaro de leyenda que tenía la característica de volar hacia atrás, la cola hacia la frente y la cabeza en la popa. De este modo, nunca sabía hacia dónde iba, pero jamás perdía de vista de dónde procedía. Hay que admirar la contraintuitividad de los “pájar@s” en cuestión. Pero, ¿dónde nos llevan en su huida hacia delante?

¿Le suena a alguien?

Lo dicho, voten para vetar o no, y para botarlos, o no. El pasado nunca es la solución para el futuro.

Ya saben: en derrota transitoria, pero nunca en doma.

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