Edificio Gesa: Un tesoro arquitectónico en ruinas que será la próxima joya cultural de Palma

El equipo de gobierno municipal, presidido por el alcalde Jaime Martínez, acordó adquirir el edificio por 25.365.575 euros, además de los dos solares adyacentes ubicados entre el inmueble y la costa del gas, por otros 5.203.000 euros. Así pues, el edificio Gesa ya es de propiedad municipal y, por tanto, de los vecinos de Palma.

Entramos por lo que un día fue la entrada principal de la sede principal de la compañía Gesa (Gas y Electricidad SA), por la calle Joan Maragall. Recuerdo de niño haber ido con mi madre a pagar algún que otro recibo en las ventanillas de la planta baja, en una sala diáfana, como lo son todas en esta enorme construcción en este lugar privilegiado de la bahía.

BIEN DE INTERÉS CATALOGADO

Es un auténtico milagro que el edificio Gesa esté en pie. Si no fuera porque en noviembre de 2004 el Colegio Oficial de Arquitectos de Baleares (COAIB) solicitó al Consell de Mallorca su preservación para evitar que fuera demolido. Los planes del consistorio pasaban por derribar el icónico inmueble y edificar allí tres bloques de viviendas de lujo, entre el edificio Gesa y las avenidas, de entre 5 y 7 alturas. Los solares habían sido comprados por la constructora catalana Núñez y Navarro (propiedad del expresidente del FC Barcelona, José Luis Núñez, condenado en 2011 por sobornar a inspectores de Hacienda) a la compañía eléctrica Endesa, propietaria de Gesa, por 73,6 millones de euros.

En abril de 2007, el pleno del Consell de Mallorca, presidido por Maria Antònia Munar, aprobó la declaración de Bien Catalogado del edifico Gesa. Y en diciembre de 2008, Endesa trasladó su sede a la nueva ubicación en el Coll d’en Rabassa. Así pues, sin la declaración de Bien de Interés Catalogado (BIC), no existiría el edificio Gesa.

LA VISITA

Los periodistas pudimos recorrer algunas zonas de la planta baja y los once pisos superiores, aunque hubo que subir hasta la azotea por las escaleras, naturalmente, pues no hay fluido eléctrico ni ascensores.

Comenzamos por el vestíbulo principal y el salón de actos, entrando a la derecha, que dadas las circunstancias y que el edificio lleva 17 años en desuso, no presenta muy mal estado. Las butacas abatibles podrían volver a ser ocupadas tras una buena limpieza.

A pesar de que no hay luz artificial, pocos son los lugares, normalmente escaleras y descansillos interiores, que están oscuros. Se demuestra así una de las características de la obra de Ferragut, la luminosidad propiciada por los cristales del muro cortina de su fachada.

Por todas partes hay sencillos grafitis, cristales rotos y placas del falso techo desprendidas, lo que ofrece una imagen de degradación que ningún edificio BIC debería mostrar. Cuando los empleados de la compañía eléctrica ocupaban sus mesas en las 11 plantas, la moqueta verde cubría todo el piso. Esa moqueta ha sido arrancada en su mayor parte. Pero quedan estanterías y cajoneras de madera, algunas de las cuales aún conservan documentos, carpetas y expedientes, además de algunos ejemplares de periódicos antiguos.

En la primera planta se ubica la zona donde se lleva a cabo una prueba piloto, con la instalación temporal de paneles fotovoltaicos de última generación integrados en los cristales de la fachada, para producir energía eléctrica.

La planta tercera es donde se ubicaban los despachos del presidente de la compañía, aunque esta zona está vetada y se abre este día únicamente para que las televisiones puedan hacer sus conexiones en directo para el informativo del mediodía.

Se aprecia cómo en algunos lugares de las plantas inferiores (las tres o cuatro primeras) se encendió fuego, a modo de hoguera. Por tanto, son estas las más degradadas a todos los niveles.

CALIDAD ARQUITECTÓNICA

Pero a pesar del estado lamentable del edificio, su calidad arquitectónica, donde priman las estancias amplias y diáfanas, sin apenas paredes excepto en la parte central de cada planta, donde están los ascensores y los rellanos, permite apreciar la colosal obra de Ferragut, que ya es propiedad del consistorio palmesano.

Seguimos ascendiendo a pie y llegamos a la azotea, donde la vista es magnífica, se mire hacia donde se mire. Palma es preciosa y contemplar la urbe, la playa de Can Pere Antoni y el mar desde aquí, es un privilegio. Ojalá pronto puedan todos los ciudadanos subir hasta aquí arriba y ve la ciudad como la estamos viendo nosotros.

Sería fantástico que la ciudadanía pudiese hacer esta visita, porque mucha gente cambiaría su mala opinión respecto al edificio Gesa. Pero todavía tendrán que pasar años para esto y habrá que invertir mucho dinero (algunos apuntan que más de 45 millones de euros) para rehabilitar completamente el edificio, que albergará el Distrito de Innovación de Levante, un auditorio, oficinas municipales, plantas multifuncionales para diversas actividades, así como la biblioteca central municipal. El equipo de gobierno del PP aspira a que una parte del edificio sea un gran centro cultural de exposiciones.

Por el momento, Cort ha anunciado que convocará un concurso de ideas para definir los futuros usos del edificio y, por tanto, la reforma que debe acometerse, así como su coste, que no será bajo aunque el alcalde Martínez ha manifestado que se intentará que intervenga la iniciativa privada para reducir al máximo el coste para las arcas municipales.