Violencia en el fútbol

El fútbol balear vuelve a estar consternado. Y no es para menos. Una vez más, la violencia se ha apoderado de los terrenos de juego. En esta ocasión, en un choque entre el Independiente y CD Calvià de Preferente disputado el pasado sábado en La Antoniana.

El choque se había desarrollado sin incidencias relevantes hasta que, ya en el descuento, los locales lograron marcar para situar el marcador en un 4-3 que iba ya a ser definitivo. Entonces, se armó el lío. En la celebración, el guardameta visitante agredió a un futbolista del Independiente, que presuntamente le había increpado previamente. Sea como fuere, es injustificable. La tangana que se originó debe de avergonzar a sus protagonistas, quienes olvidaron los valores deportivos -y también la presencia de menores- para convertirse en matones de barrio.

No hay que olvidar que hace justo un año, los episodios de violencia física y verbal obligaron a la Federació de Fútbol de les Illes Balears a adoptar nuevas medidas para erradicarlas. Entre ellas, se creó una Comisión Antiviolencia para que tanto jugadores, entrenadores, árbitros y clubes expongan su punto de vista para luchar contra la violencia en los campos y pabellones.

Desafortunadamente, lo sucedido este pasado sábado en el barrio del Camp Redó no es un episodio exclusivo del fútbol amateur. En la conocida como 'La Liga de las Estrellas', los insultos racistas persisten a pesar de las campañas para acabar con ellos. Hace dos semanas, en la visita del Real Madrid, un mal llamado aficionado mallorquinista insultó al madridista Vinicius. Finalmente, el joven ha sido identificado por agentes de la Policía Nacional en Palma pertenecientes a la UPR de la Brigada de Seguridad Ciudadana a instancias del Coordinador de Seguridad del mismo cuerpo.

Curiosamente, el joven seguidor que insultó al brasileño del Real Madrid, también fue pillado el pasado sábado profiriendo los mismos insultos a un futbolista del Villarreal. Ni la presión mediática a la que había sido sometido durante los últimos días acalló su racismo.

Conductas como las relatadas no pueden tener cabida en el mundo del fútbol. Considerado el deporte rey, su gran poder de difusión tiene que promover valores que mejoren a nuestra sociedad y no sacar a relucir lo peor de ella.

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