Un año más, al llegar estas fechas, miles de jóvenes estudiantes procedentes de diversos lugares de España, acuden a Mallorca para disfrutar de lo que se conoce como viaje de estudios, aunque tiene muy poco de estudios y mucho de juerga y desmadre para celebrar el fin de curso. La mayoría de estos estudiantes viajan de forma organizada y se hospedan en el Arenal de Llucmajor y en Playa de Palma.
Los vecinos de las zonas aledañas a estos establecimientos donde ellos son alojados conocen bien las molestias que en años anteriores han ocasionado. Ruidos, cantos, escándalo –en especial por la noche–, música a todas horas a todo volumen, botellón, suciedad y todo tipo de comportamientos incívicos han sido protagonizados por jóvenes estudiantes, incluso a veces menores de edad.
Por ello, la Policía Local de Llucmajor ha dispuesto un dispositivo especial para hacer cumplir las ordenanzas municipales y garantizar el orden, la paz y la convivencia ciudadana. No será fácil, porque los muchachos vienen dispuestos a divertirse, a menudo sin respetar los derechos de los vecinos y del resto de la ciudadanía. Pero eso no se puede consentir y han de evitarse situaciones conflictivas como las acontecidas en años anteriores.
La batería de medidas que la Policía Local ha anunciado son del todo necesarias y muy convenientes. Prohibir los altavoces o amplificadores de música o instrumentos de percusión en la vía pública y también en la playa, impedir el consumo de alcohol en la vía pública si perturba la tranquilidad ciudadanía, son algunas de las prevenciones que las autoridades adoptarán en caso de necesidad.
Es preciso que los jóvenes que vienen a Mallorca en su viaje de estudios respeten las normas y los derechos de los residentes de los lugares que visitan, de forma que se eviten problemas de convivencia e incivismo. Y si no lo hacen, como ha sucedido en ocasiones anteriores, que asuman las consecuencias de sus actos. Ya tienen edad para hacerlo.
