“Tengo mi casa pagada, es un buen piso nuevo, me faltan dos años para jubilarme y no estoy dispuesta vivir los últimos años de mi vida así, me tendré que ir del barrio”. Es la angustiosa queja de una vecina del Camp Redó. Viven una situación que consideran insostenible. Vecinos de la barriada han relatado a mallorcadiario.com el calvario que a diario viven. Consumo de alcohol y drogas a plena luz del día y suciedad invaden la plaza y el parque infantil sitos frente al Mercado Municipal, a sólo un paso de cebra de los bloques de Corea. Denuncian que la Policía Local de Palma no puede actuar ante los grupos de indigentes que se han hecho con el espacio público. Emaya no da abasto.
Los problemas de limpieza no son nada nuevo en el Camp Redó. Si bien, en los últimos meses los niveles de suciedad e incivismo que a diario se viven en la plaza del Mercado Municipal superan lo visto. Grupos de indigentes, en ocasiones de hasta doce personas, se han hecho con la plaza. Desde primera hora de la mañana consumen alcohol y fuman porros sin ocultarse de nadie. No es difícil verlos orinar en el suelo pues no siempre se ocultan en las plantas del jardín.
Algunos de los indigentes provienen del centro de Ca l'Ardiaca, dependiente del IMAS (Consell de Mallorca). Hasta hace unos meses se concentraban en el parque público de la barriada (Can Simonet) comprendido entre las calles Felip II y Joan d''Austria, detrás del colegio San José de la Montaña. Ahora se han instalado en la plaza, se han adueñado de ella y están acabando con la paciencia de los vecinos.
SUCIEDAD Y MALOS OLORES
Cada mañana la plaza amanece como un campo de batalla en el que se acumulan botellas, orines, plásticos, bolsas y residuos inclasificables de todo tipo. Es frecuente encontrar los contenedores de basura y de recogida selectiva literalmente reventados con ropa, trastos y residuos esparcidos por el suelo. El área del parque infantil resulta impracticable para los niños dada la acumulación de mugre. Los esfuerzos de los operarios de Emaya son insuficientes ante un incivismo desbocado que ha convertido la plaza en uno de los puntos más sucios de la ciudad.
El ritual de lunes a viernes comienza a primera hora con una intensa humareda de inconfundible olor a cannabis en los bancos de la plaza. Nada más abrir las puertas del Mercadona a las nueve de la mañana los indigentes procesionan al supermercado para comprar latas y botellas de cervezas que, una vez consumidas, se abandonan en el suelo. Por cierto, el Mercadona del Camp Redó hace años que cuenta con un servicio permanente de seguridad privada.
Mientras los empleados de Emaya se afanan en limpiar el desaguisado, los indigentes continúan ajenos al trabajo de los operarios. Un hombre con una maleta y unos cartones lleva cerca de un mes pernoctando y pasando la mayor parte del día bajo la zona cubierta de la plaza. A última hora de la tarde el estado de la plaza y del parque infantil resulta lamentable.
RECLAMAN LA REAPERTURA DE LA COMISARIA DE LA POLICÍA LOCAL
Los vecinos se quejan de que la comisaría de la Policía Local de la calle Joan d'Àustria (a apenas 50 metros de la plaza) se ha convertido en “un vestidor y un aparcamiento para los policías”. Para formalizar una denuncia por lo que sucede en la playa han tenido que desplazarse a las dependencias de Sant Ferran. Reclaman la reapertura de la comisaria en una “barriada que tiene problemas sociales”.
Una vecina relata que los fines de semana es aún peor “porque no viene la Policía”. Señalan que “la Policía nos dice que las denuncias no sirven para nada porque estas personas son insolventes”.