Valtonyc está bien condenado aunque a determinada parte de la sociedad le parezca mal su condena en base a un falso concepto de la libertad de expresión. La libertad de expresión es un principio fundamental recogido en la Constitución que tiene límites; no se puede ir diciendo cualquier barbaridad amparándose en dicho derecho.
En este país, y especialmente en este pequeño país nuestro, cualquier persona que pinte, junte letras o berree barbaridades hace cultura y es acogido en el seno de la izquierda más radical que se dedica (es el caso del Alcalde Palma) a gastar fondos públicos en defender al susodicho.
Valtonyc no hace cultura y ni siquiera es un artista; es un ciudadano que se dedica a insultar y transmitir sus ocurrencias a través de canciones. Sin duda la historia no le recordará por la calidad de sus obras musicales sino por sus consecuencias jurídicas.
Durante la dictadura existió la canción protesta y eso si era cultura; nada que ver, por ejemplo la nova cançó, els setze jutges, con este pobre hombre denominado Valtonyc. Se puede protestar, no ha descubierto nada nuevo, pero debe respetar los límites de la Ley.
Valtonyc ha sido condenado, para que lo recuerden los radicales -que se rasgan las vestiduras, que lloran como plañideras y que tendrán que acompañar a la puerta de la prisión a su ídolo-, por un Código Penal, el de la democracia que fue aprobado por el Congreso de los Diputados y el Senado, en su condición de representantes de la soberanía nacional, de los ciudadanos. Si no están de acuerdo que insten una iniciativa legislativa y consigan modificar ese Código Penal, mientras tanto, a acatar las sentencias. Es lo que tiene vivir en un estado de derecho y no en Venezuela, Cuba o China. Sed lex dura lex.
¿Donde estaban los que ahora se rasgan las vestiduras cuando los Tribunales iban condenando a miembros del PP a muchísimos años y condenas ejemplarizantes (17 años a un exconseller)? Pura hipocresía; ¿no les parecía desproporcionada la pena? Eso se llama tener dos varas (o las que hagan falta) de medir y eso siempre ha caracterizado a la izquierda que intenta apropiarse de la cultura y pretenden exhibir una autoridad moral superior a los que no piensan como ellos. Pero no se preocupen, no son mejores son iguales, como máximo.
Y por último le pido a mi Alcalde, don Antoni Noguera, que recuerde que representa incluso a los que no le votamos y que si quiere dinamitar el estado de derecho o agitar a la sociedad no lo haga desde el Ayuntamiento, la casa de los ciudadanos, sino desde la sede de Mes.
Por cierto la condena me parece muy dura. Que pasen un buen día.