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Vacunas: una responsabilidad compartida

jueves 21 de diciembre de 2023, 00:00h

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Durante la pandemia quedó claro que la protección frente a la Covid era una tarea que se ejercía de forma individual, pero que tenía un impacto colectivo. Usar mascarilla o mantener una cierta distancia no solo permitía a la persona que lo hacía mantenerse alejada de una posible fuente de contagio, sino que facilitaba a los más vulnerables reducir el riesgo de contraer la enfermedad.

Se trató de una responsabilidad compartida: las administraciones debían velar por la salud pública, pero los ciudadanos tienen también que poner de su parte y cumplir con unas normas que cabe situar dentro de la lógica de la situación.

Igualmente durante la pandemia, la sociedad comentó todo tipo de especulaciones sobre las vacunas, con la supuesta introducción de microchips en cada dosis o cambios en el ADN como ejemplos más destacados. Pero lo cierto es que en cuanto aparecieron las vacunas, el número de casos, y sobre todo la gravedad de los mismos, comenzó a descender, con gran alivio para todos.

Y así ha ocurrido con diversas enfermedades desde que a finales del siglo XVIII Edward Jenner descubriese la manera de luchar contra la viruela, que causaba tanto muertes como dolorosas secuelas, hasta llegar a su erradicación, proclamada por la OMS en 1980. Nadie dudaba entonces de la bondad de la inmunización frente a ese virus, tal y como ocurre a día de hoy en países donde miles de personas siguen muriendo por enfermedades contra las que existen tanto vacunas como tratamientos.

La sociedad balear debe hacer una reflexión sobre la forma en que se abordan ese tipo de debates. Preguntarse si tienen una base científica que, de manera legítima, ponen en duda los programas de salud pública, o si son debates más propios de un país del ‘primer mundo’ que cuestiona un elemento, la vacuna, anhelado en países con menor nivel de desarrollo y con situaciones sanitarias precarias.

En cuestiones fundamentales como la salud, las decisiones que tomen las personas deben tener un fundamento científico, sin dejar espacio a las ‘fake news’ que tanto daño causan. La libertad personal es tal solo si está basada en información veraz, no en desinformación o verdades a medias.