En las últimas semanas viene produciéndose un incremento importante de las infecciones respiratorias por virus, sobre todo la gripe A y la covid19, con cierta antelación respecto del periodo habitual de máxima incidencia, lo que hace que los expertos vaticinen que el número de casos continuará creciendo en las próximas semanas, con la consiguiente sobrecarga de los departamentos de urgencias de centros de salud y hospitales, así como de las salas de hospitalización y UCIs.
Todo parece indicar que este exceso de casos respecto de lo esperable se debe, al menos en parte, a un descenso en el número de personas que se han vacunado de ambas infecciones, gripe y covid 19, producto probablemente de una relajación de la población por la percepción de que ya no hay peligro grave, cuando no es así. Tanto la gripe, como sobre todo la covid 19, pueden provocar cuadros muy graves y mortales, sobre todo en personas susceptibles y con factores de riesgo.
Ante esta situación las autoridades empezaron a recomendar el uso de la mascarilla, por parte sobre todo de las personas mayores y con enfermedades crónicas y debilitantes, pero en vista del incremento continuado de casos, algunas comunidades autónomas, Catalunya, Valencia y Murcia, han empezado a decretar la obligatoriedad del uso de la mascarilla en todos los establecimientos sanitarios. El ministerio de sanidad está considerando declarar la medida para toda España, que parece que se está retrasando por la reticencia de alguna comunidad autónoma, en concreto Madrid, según informaciones de los medios de comunicación.
Llama la atención las reticencias mostradas por algunos políticos, también opinadores y tertulianos, así como muchos ciudadanos, hacia el uso de la mascarilla, como si fuera una imposición insoportable y un atentado a la libertad individual. Deberían tener en cuenta que la mascarilla por sí sola es, después de la vacunación, el elemento más importante en la prevención del contagio de infecciones respiratorias. Deberíamos recordar como durante la pandemia, cuando la mascarilla era obligatoria en todos los espacios públicos, disminuyeron hasta casi desaparecer los casos de los virus respiratorios aparte de la covid 19. De hecho, si a partir de mediados de otoño y durante todo el invierno llevásemos mascarilla siempre fuera de casa, se salvarían miles de vidas, millones de horas de trabajo y se limitaría drásticamente la circulación de los virus, lo que redundaría en menos posibilidades de aparición de mutaciones y nuevas variantes de los mismos.
En cuanto a la vacunación está claro que ha habido una importante disminución del número de personas que se han vacunado este año. Es un hecho muy preocupante, puesto que las vacunas son el mecanismo fundamental de protección contra las infecciones. Las vacunas han salvado muchas más vidas que los antibióticos y su impacto en la salud de las poblaciones humanas ha sido el más determinante de la historia. Allí donde, por la razón que sea, ha disminuido el índice de vacunaciones, han resurgido enfermedades que prácticamente habían desaparecido, como ocurrió con la difteria o el tétanos en los países del este de Europa tras la caída del comunismo, o está pasando con el sarampión en algunos países debido a la desgracia de los movimientos antivacunas. Solo queda poliomielitis en algunas zonas de África y Asia, donde hay una resistencia a la vacuna por causas religioso-políticas, debido a que los ulemas y algunos líderes musulmanes intoxican a la población con teorías de la conspiración, aduciendo que los occidentales envenenamos a los niños a través de las vacunas, con lo que les condenan al peligro de contraer la infección y a las graves consecuencias de la misma.
Esta misma temporada hemos visto como gracias a la vacunación la incidencia de bronquiolitis por virus respiratorio sincitial en los niños pequeños se ha reducido hasta niveles mínimos, una prueba más de la eficacia de las vacunas en la prevención de las enfermedades infecciosas.
Así que una recomendación: utilicen la mascarilla, sobre todo si son personas de más de sesenta años o de cualquier edad con factores de riesgo y vacúnense, por su bien y el del resto de sus conciuadanos.