Llegadas estas alturas del año, la elección sería fácil, si tuvieramos el suficiente dinero en la cuenta corriente para dejar de trabajar, pero a la mayoría de mortales les corresponderán un par de semanas con suerte, de esas ansiadas vacaciones y el resto de verano tocará trabajar.
Desde el punto de vista empresarial, sobre todo para los que no viven exclusivamente del turismo de verano, no tiene porque ser una mala época, un castigo divino, ni nada parecido. Aunque el ver que hay tanta gente de vacaciones, las temperaturas torridas, no ayudan mucho a estimular las neuronas, no pensemos en el trabajo diario tan sólo, sino en algo mucho más fundamental para la empresa y que en otros meses no le dedicamos quizás el tiempo necesario: LA PLANIFICACIÓN.
Planificar nuestras empresas es básico para que estas funcionen correctamente y se adecuen a los mercados y exigencias de los clientes, es más, se tendrían que adelantar a los acontecimientos y eso sólo se logra dándose un tiempo para pensar y planificar.
Dónde vamos, nuestras metas, el equipo humano necesario para afrontar los retos, nuevas ubicaciones, son elementos suficientes para que este verano, que nos ha tocado trabajar en su mayoría, nos sea rentable y hasta agradable. El no tener ese teléfono sonando todo el rato,en este letargo del verano, puede y debe ser aprovechado empresarialmente. Y lo mejor de todo, con ninguna inversión, más que la de la reflexión, estudio y reuniones con nuestros colaboradores más cercanos.
Pasará el verano y básicamente, empezara la temporada post-estival con dos clases de empresarios, los que han optado por el relax y dejar pasar estos meses con un esfuerzo mas o menos razonable y los que estaran contando los minutos que faltan, para empezar a dar forma y realizar esa planificación y estrategia estudida en estos meses.
¿En que grupo te apunto?