"Usted no sabe con quién está hablando"

Era una clásica expresión usada durante la dictadura franquista cuando alguien quería hacer valer su posición social. La forma discrecional e injusta de los actos del anterior régimen hacia que tener contactos y posición te permitiera burlarte de quien no gozara de esta suerte. No era de extrañar que gente delante de colas, en una discusión, a veces sin la menor importancia o incluso ante agentes de la autoridad, usaran esta frase como advertencia a quien osaba ponerse en el camino de “su señoría”.

Algunos servidores públicos aún no han desterrado el “usted no sabe con quién está hablando” ¡Qué ingenuidad la nuestra cuando creímos que el fin del franquismo político arrastraría en su caída al franquismo sociológico! ¡Con cuánta candidez nos dejamos engatusar por los que nos prometieron que los usos y costumbres de la dictadura no serían duplicados en la democracia!

Han sido, básicamente, incidentes de tráfico los que nos han dado cuenta de cargos públicos que han usado de nuevo el “Usted no sabe quién soy yo”, estos son algunos de los ejemplos más sonados, a los que he tenido acceso.

Pilar Rahola en el año 1996, siendo candidata de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) al Congreso de Diputados, desempolvó este argumento para sacar el coche del depósito municipal de Badalona (Barcelona) sin pagar la multa. Había dejado mal aparcado el coche de campaña y la grúa se lo puso a buen recaudo en el depósito municipal de Badalona. Allí fue la candidata, que se empeñó en llevarse el vehículo sin pagar previamente la sanción, alegando que el alcalde le podía enviar la multa a su casa. Ante la negativa del guardia municipal responsable del depósito, Rahola recurrió a tradicional "¿no sabe quién soy?", y tras varios minutos de discusión con el agente, ordenó a su conductor que sacase el vehículo. Es la misma tertuliana, ex dirigente de ERC y del Partit per la Independència, y actual miembro del Consejo Asesor para la Transición Nacional (CATN) que falseó su currículum durante años diciendo que era doctora en Filología Hispánica y en Filología Catalana, cuando en realidad es licenciada.

El incidente de la presidenta del PP madrileño, Esperanza Aguirre, quien se dio a la fuga, después de atropellar a un motorista, moto incluida, cuando unos agentes de Movilidad estaban procediendo a multarla por estar estacionada en el carril Bus y que, junto a una patrulla de la Policía Municipal, tuvieron que seguirla hasta su domicilio.

El positivo del exmagistrado del Tribunal Constitucional, Enrique López, que se saltó un semáforo en rojo tras ser sorprendido por la policía a lomos de su motocicleta sin casco y con una tasa de alcoholemia cuatro veces superior al máximo legal.

Miguel Ángel Rodríguez, exsecretario de Estado, fue el protagonista de otro incidente provocado por los efectos del alcohol ya que tuvo un accidente de tráfico tras el cual dio positivo en el preceptivo control de alcoholemia con una tasa de 0,9.

Corcuera, el ministro de la coz en la puerta, amagó con expedientar a un aparcacoches en la sevillana Feria de Abril con el clásico matonismo verbal del “usted no sabe con quién está hablando”.

Gerard Piqué increpó a dos agentes de la Guardia Urbana de Barcelona a las 2:00 de la madrugada el domingo día 10 del mes de marzo del año 2014 cuando ponían una multa de tráfico a su hermano por estar estacionado en el carril Bus, llegó a afirmar que “Me tenéis envidia porque soy famoso”, “esta denuncia va a quedar en nada porque llamo a tu capo y me la quita”, “voy a hablar con tus jefes y se te va a caer el pelo”, “esta multa la va a pagar tu padre” o “sois una vergüenza, me da asco vuestro trabajo y la Guàrdia Urbana es una puta vergüenza” fueron algunos de los improperios que Piqué dedicó a los agentes.

El último altercado con esta infame reacción ha tenido como protagonista a la podemista Teresa Rodriguez. La líder de Podemos en Andalucía mantuvo un agrio intercambio de tuits con el director de ABC en Sevilla, Álvaro Ybarra Pachecho, sobre una información publicada por el diario sevillano, y al que le dijo textualmente: “le agradecería que no me tutee, yo no le he tuteado y a diferencia de usted soy una representante electa y por tanto una autoridad”.

No ha cambiado nada, les sale de dentro la podredumbre moral, la falta de ética que acumulan en cuanto se suben al carro del cargo público, a izquierda y derecha el franquismo sociológico sigue campando por sus respetos sin tener la más mínima consideración por los demás, en el caso de la Teresa Rodriguez creyéndose superior por el simple hecho de ser una representante electa. Lo dicho, infame.

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