Han tenido que pasar más de tres años para que la dirección del aeropuerto de Son Sant Joan rectifique su nefasta decisión de eliminar las paradas de vehículos para recoger a los viajeros que llegaban a la isla, con el único objetivo de obligar a los conductores a entrar en el aparcamiento y así hacer caja. Este macrocentro comercial en permanente expansión que es el aeropuerto de Palma -sobre el que la Conselleria de Trabajo, Comercio e Industria no tiene ninguna autoridad ni capacidad de gestión, ni el Parlament de imponer moratorias o días festivos u horarios- pretendió y logró complicar la vida a los mallorquines que sí o sí, forzosamente, se ven en la obligación de usar sus instalaciones como principal y casi única puerta de entrada a su lugar de residencia. Pero ante decisiones aberrantes con clara y única finalidad recaudatoria, los isleños optaron por la picaresca: no entrar en el aparcamiento y subir hasta salidas para allí recoger a los viajeros recién llegados. ¿Qué ha supuesto esto? Un atasco monumental y una saturación permanente en los aparcamientos de salidas. Ahora Aena decide rectificar y anuncia que se habilitará una zona en llegadas para que los vehículos puedan parar a recoger por espacio máximo de 15 minutos. Pero incluso cuando corrige sus errores, Aena se comporta de forma inapropiada para un ente que se supone debe servir a los usuarios del aeródromo, porque lo hace muy tarde. Nunca debieron suprimirse los aparcamientos de recogida de pasajeros y nunca debió eliminarse la gratuidad de los primeros 30 minutos en el aparcamiento del aeropuerto. Ahora, comprobado el fiasco y tras haber fastidiado a los mallorquines, y haber hecho caja con su necesidad de acudir a Son Sant Joan a recoger a familiares y amigos que llegan a la isla, Aena vuelve al statu quo inicial. Lamentablemente, nadie de la dirección del aeropuerto pedirá perdón por las molestias ocasionadas a los residentes durante más de tres años.