Una protesta de descontentos con el Govern Armengol-Barceló

Varios miles de personas se manifestaron este sábado en Palma en contra de la masificación turística que sufre la isla. Convocados por la plataforma ‘Fins aquí hem arribat, que aglutina a más de 32 entidades, entre los que se encuentra el GOB, Terraferida, Arran, Ben Amics, la Federación de Asociaciones de Vecinos de Palma, Jubiltats per Mallorca y Plataforma Autopista Campos, entre otros, los manifestantes reclaman un nuevo modelo económico que acabe con el monocultivo turístico y con la “depredación del territorio” y el “suicidio cultural”.

A nadie se le escapa que esta movilización parte de muchas entidades sociales vinculadas a los partidos de izquierdas y fundamentalmente a Més per Mallorca, que están profundamente descontentas con las políticas que aplica el Govern de Francina Armengol y más concretamente la Conselleria de Turismo, que dirige el vicepresidente Biel Barceló, de Més per Mallorca.

Este descontento ha sido algo habitual en los sucesivos pactos de izquierdas que han logrado gobernar en Balears (y ya van tres), pues como suele suceder con las coaliciones de gobierno, ningún partido acaba por poder ejecutar su programa electoral, lo que acaba generando frustración entre sus votantes. Además, una cosa es el discurso político cuando se está en la oposición y otra muy distinta es gestionar las consellerias del Govern y el presupuesto de la comunidad autónoma, con el Butlletí Oficial incluido. Así, ninguno de los pactos anteriores logró el respaldo de la ciudadanía al concluir su mandato y no solo eso, sino que recibieron tal castigo electoral que en las dos ocasiones precedentes llevaron al PP a la mayoría absoluta. Esa fue la sentencia de la ciudadanía a los dos Pactes de Progrés. Nada permite pensar que en este caso vaya a suceder nada diferente.

La gran afluencia de visitantes que llega a Balears cada año, genera muchos beneficios y algunos problemas. Según la encuesta de gasto turístico (Egatur) del INE, en 2016 los turistas que visitaron nuestra comunidad autónoma gastaron 13.0006 millones de euros, un 10,5% más que en 2015. Esto permite a la economía de Balears crecer y crear empleo. Y con los recursos que se generan, sostener unos servicios públicos de calidad.

Obviamente, también surgen problemas e inconvenientes, pero hay quien en lugar de colaborar por resolverlos, prefiere lanzar un discurso turismofóbico muy peligroso. Y si para ello se incurre en el ridículo, pues no duelen prendas. Argumentar que en los años 60 “las autoridades franquistas y los caciques locales” decidieron imponer la industria turística en una isla predominantemente agraria es esperpéntico y define a la perfección a quienes han redactado el manifiesto que ayer se leyó en Es Born de Palma al finalizar la manifestación.

Pero lo peor es la erosión que estas entidades están causando al Govern con una manifestación que supone una enmienda a la totalidad a sus políticas turística y económica. Y la posición política de Podem Illes Balears, algunos de cuyos dirigentes estuvieron en la protesta, que apoyan claramente y que les permite criticar al Ejecutivo de Armengol, aunque a la vez le prestan apoyo parlamentario.

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