Una de piratas

Miedo me da que, a partir del 24 de mayo, los piratas lleguen a tierra de nuevo y conviertan el desorden comedido en el caos más absoluto.

Barcos destartalados que han permanecido años en altamar, condenados a una apacible calma, por falta de viento, por falta de ideas, se han visto ahora sorprendidos por el impulso de nuevas y desconocidas corrientes que han zarandeado de nuevo sus velas.

Piratas que dormían la “mona” tumbados en la proa de esos barcos, a la deriva ya después de tantos intentos de llegar a puerto, se han visto sorprendidos por el soplo del viento que ha izado de nuevo las velas sustituyendo la quimérica esperanza por una posible realidad.

Los más veteranos, los piratas, saben sin embargo que tarde o temprano el viento sopla de nuevo, y que tarde o temprano volverán a emborracharse en los puertos de una ciudad embarrada por el desánimo. Por eso no se duermen nunca en proa ni en popa, dónde se les ve demasiado, sino que permanecen ataviados con sus galas y sus garfios dentro de la embarcación, a pesar del intenso calor o frío que les depara la espera.

Miedo me dan los piratas malos porque los buenos, que también los hay en todas partes, no son peligrosos. Los piratas buenos pueden navegar en cualquier embarcación y se puede confiar en ellos porque son incapaces de hacer nada que pueda perjudicar, ni a amigos ni a enemigos.

Los piratas malos y veteranos, por el contrario, venderían a su madre con tal de pisar tierra de nuevo y poder negociar con quien sea, lo que sea, a cambio de placer, provecho propio y mal ajeno. Esos, aunque no lo parezca, también navegan en cualquier nave, pero abanderan sólo una para disimular. Después, cuando están en tierra firme,  pactan (a escondidas) con quien sea, abandere lo que abandere, con tal de seguir medrando y de poder seguir viviendo de la piratería.

Por eso es difícil decidirse, porque hay piratas buenos y piratas malos en todas las embarcaciones. Y porque lo ideal, puestos a soñar, sería que pudiéramos ver la peli antes, conocerles de cerca, y poder lanzar al agua a todos aquellos que envenenan la piratería y el mar.

Lo peor no son los piratas simplemente corruptos, sino los piratas malos, los que pasan inadvertidos y sin embargo, controlándolo todo. Los que no se ganan el respeto de sus hombres en el barco por la humanidad de sus acciones sino por la maldad de sus gestos.

Ya se avistan esos barcos a lo lejos, acercándose a la orilla. No nos quedara otra que ayudar a alguno de ellos a tocar tierra. Espero que no nos equivoquemos y tengamos la suerte de elegir a los piratas buenos.

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